FETICHISMO O ALGO PARECIDO
Yo era un joven inquieto y Steven Hawking iba a dar una conferencia en la universidad pontificia de mi ciudad. De él decían que era el nuevo Einstein, añagaza propagandística para vender más y que yo entonces me creía. No sé si hubiera ido a escucharlo si el mencionado señor no tuviera una esclerosis lateral amiotrófica que le produce una parálisis casi total.
Desde su silla-ordenador comenzó la conferencia. Un sintetizador de voz leía el discurso que el físico había preparado previamente. Supongo que fue él quien le dio al “play”, aunque no estoy seguro. Recuerdo que la primera diapositiva (¿o era un dibujo pegado sobre una pizarra?) era un huevo y una gallina. Por lo visto hacía alusión al famoso problema sobre la prioridad de uno u otro. No sé nada de física, (bueno sí, el principio de inercia y la fórmula de la ley de la gravedad) pero aunque hubiera tenido conocimientos físicos para entender aquello, de nada hubiera servido porque la conferencia era en inglés.
Creo que sólo aguanté un cuarto de hora. Al salir encontré a una amiga que estaba en la entrada del Aula Magna, entre el grupo de gente que no había logrado entrar y que agolpados en la puerta intentaban también ver al “sabio”.
Es extraordinario ¿verdad? Me dijo.
Sólo entonces me di cuenta del absurdo que suponía estar allí. ¿Qué era extraordinario? ¿Un paralítico que crea física teórica? ¿Un ordenador que habla inglés? ¿un estudiante de filosofía que sin saber ni física ni inglés va a la conferencia del nuevo Einstein?
En el museo británico, estas Navidades, me acordé de esta anécdota.Una multitud, se amontonaba delante de la piedra Rosetta. ¿Acaso el valor de esta piedra es visual? ¿Por qué tanto interés por conseguir la foto de esta inscripción? ¿Por qué este trozo de basalto figura entre las cosas que dentro del museo no te puedes perder? ¿Será posible que tenga más gente mirándola que muchos cuadros de la National Gallery, cuyo valor sí que es puramente visual?
Los seres humanos dicen unas cosas y hacen otras. Son irracionales y muy poco lógicos. Dicen que se trata de conocer Londres pero no se trata de eso si no de “haber estado” Tampoco se trata de saber algo sobre cómo Champollion –tiene un nombre gracioso- logró descubrir el significado del lenguaje jeroglífico comparándolo con los textos griegos. Un rato de lectura sería mucho más eficaz para eso y bastaría con ver una foto de la piedrecita para hacerse idea. ¿Qué le añade a ese conocimiento autentico el ver en persona la piedra de Rosetta?
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Yo creía que la importancia de Elvis Presley residía en el valor de su música. Pero hay gente que está dispuesta a gastarse un montón de dinero por tener un abrigo que él llevó. ¿Tanto abriga para que paguen tanto?
Ya lo sé, lo que más me fastidio es que la multitud no me dejara hacer mi foto.
ResponderEliminar"Sólo entonces me di cuenta del absurdo que suponía estar allí. ¿Qué era extraordinario? ¿Un paralítico que crea física teórica? ¿Un ordenador que habla inglés? ¿un estudiante de filosofía que sin saber ni física ni inglés va a la conferencia del nuevo Einstein?"
ResponderEliminarLo extraordinario es el párrafo anterior.
Somos raros.
ResponderEliminarFui al Museo con la única intención de ver la reproducción que había en mi libro de historia de la leona herida.
gracias, Usebio, aunque tu comentario se borró en lío de la publicidad
ResponderEliminarGracias, Ana. (mi caracter me hace desconfiar de las alabanzas) ¿O no era una alabanza?
Catarrino, mi padre me hablaba de la leona herida. La conozco desde pequeño. Son hermosos todos esos relieves asirios o babilónicos o lo que sean.
Las esculturas y los relieves del PARTENÓN están todos allí.
ResponderEliminarLos ingleses justifican haberse traido todas las metopas del partenon porque allí se hubiera estropeado aún más.
Vale, como justificación, vale.
Stephen Hawking vendría a ser una piedra roseta con ruedas ¿no?
ResponderEliminarSi, pipurrax, en la inmovilidad muy semejantes. Y a la hora de hacerse entender. El inglés de Hawkins a mí me sonaba a jeroglífico egipcio.
ResponderEliminarPara divertido lo que decía aquel alumno torpísimo que tuvimos hace muchos años.
ResponderEliminarSe quejaba de que no entendía ni una palabra de la asignatura de inglés, que le costaba mucho al pobre, y que estaba desesperado y no sabía qué hacer.
"No entiendo nada, de verdad, en tu asignatura, para mí es como si hablaras en otro idioma".
Era una merecidísima alabanza: me parece que ese párrafo refleja muy bien el absurdo de esa situación en particular y del papanatismo en general.
ResponderEliminarPor cierto, ¿qué hace Hawking al lado de "Verificación de la palabra"?
Ana, Gracias por tu elogio repetido.
ResponderEliminarAl principio no entendía lo que decías de Hawking. Pero ya lo entendí. Ahora que has hecho que me fijara en el signo del paralítico junto a la verificación de palabra lo que no entiendo es por qué ponen un paralítico. Resulta que si pinchas en el paralítico se sustituyen las letras por unos números leidos. Supongo que ésto será para ciegos, no creo que para un paralícito sea más fácil identificar unos números leidos que unas letras escritas. Pero sí para un ciego.
No conozco al hawkins ese, no he visto a la roseta, pero al rey no me lo toques. Menos museos y más peregrinar a Tupelo.
ResponderEliminarElvis rule
In the ghetto
Condemor ¿eres JL?
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