23 noviembre, 2007

ÍBAMOS A SER REINAS

Muchas cosas de las que sé me las enseñó mi padre. También el poema del que quería hablaros hoy. Gabriela Mistral recuerda su infancia cuando con sus amigas imaginaban llegar a lo más alto.

Todas íbamos a ser reinas,
de cuatro reinos sobre el mar:
Rosalía con Efigenia
y Lucila con Soledad.

En el valle de Elqui, ceñido
de cien montañas o de más,
que como ofrendas o tributos
arden en rojo y azafrán.

Lo decíamos embriagadas,
y lo tuvimos por verdad,
que seríamos todas reinas
y llegaríamos al mar.
¿No es ésta una experiencia común? La infancia (y la juventud después) es la edad de los sueños y las promesas. De niño uno puede serlo todo. En la adolescencia, yo quería ser santo, santo y revolucionario. De familia muy católica y antifranquista mi ideal era la síntesis, que a mí me parecía fácil, entre Teresa de Calcuta y Ché Guevara.

Todas íbamos a ser reinas,
y de verídico reinar;
pero ninguna ha sido
reina ni en Arauco ni en Copán...

Rosalía besó marino
ya desposado con el mar,
y al besador, en las Guaitecas,
se lo comió la tempestad.
La vida nos va mostrando que no es fácil ser excelente. Los grandes logros son alcanzados por unos pocos y la mayoría terminamos siendo gente corriente con una vida corriente. Mi amigo A., al que conocí en la Universidad, creía que había dos grupos de personas: los “de cine” y los otros. La gente “de cine” era, para él, la gente que había triunfado en la vida y por eso eran reconocidos por todos. Él, como yo, como todos, quería convertirse en alguien “de cine”.
Aristóteles explica que la fama no tiene ningún valor por sí misma. Si ha de ser tenida en alguna estima es porque indica que hemos alcanzado la excelencia en algo. El mérito en la actividad correspondiente es lo que tiene un valor. Es como si no creyeramos que valemos hasta que no lo vemos reflejado en los ojos de los otros.

Con Internet y la creación de páginas web, blogs, fotologs y youtube muchos hemos vuelto a soñar con que “nuestro talento” sería por fin reconocido. Siempre tendemos a pensar que nos minusvaloran. Lentamente la realidad nos devuelve a nuestro verdadero tamaño.

Pero en el valle de Elqui, donde
son cien montañas o son más,
cantan las otras que vinieron
y las que vienen cantarán:

-"En la tierra seremos
reinas, y de verídico reinar,
y siendo grandes nuestros reinos,
llegaremos todas al mar."






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El poema completo de Gabriela Mistral es mejor que este post. Podéis encontrarlo aquí.
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Una vez escrito el post encuentro esto en Andrés Ibañez. "Usted dirá que qué me importa a mí lo que piensen los demás, y sí, la verdad es que sería estupendo que a uno pudiera no importarle. Sería estupendo y bastante innovador, además, en el terreno de los sentimientos humanos."
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Tengo que decir que me a mí me importa mucho "el qué dirán", la fama, la vanidad, las estadísticas. Sobre todo porque me da argumento para muchas entradas en el blog. ;-)
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Si alguien no lo remedia, y pese a algunos consejos en contra -dignos de consideración pero que voy a desoir- pondré el video sobre Perec el lunes, día de máxima audiencia. Espero veros a casi todos por aquí ese día. No quiere decir que me vaya a pasar al Videoblog. A no ser que por fin mi gran talento sea reconocido y salga por la puerta grande. ;-)

2 comentarios:

  1. Allí estaremos para ver tu talento y tu careto.

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  2. Mi profesor de química [de las dos] insistía en que lo importante es trabajar, esforzarse, dedicar tiempo... ese es el camino ya que no somos mas que vulgares medianias el 99% de las personas. Un tipo raro y clarividente.

    Lo veré el martes por la noche que voy a estar sin conexión.

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