21 mayo, 2018

ACEPTANDO SER QUIEN SOY.


Pseudópodo, me alegró mucho, como siempre lo hace, que dejases un comentario ayer en una de las últimas entradas. Este blog, creo que te lo dije, con el tiempo  y poco a poco, ha ido cambiando su destinario y hoy se podía llamar "Cartas a Pseudópodo".
Me alegró mucho el comentario pero en seguida me surgió la duda.
¿Me hace bien su comentario? ¿O me hace la puñeta?
Entiéndeme, ahora tu comentario me dará de nuevo ánimos para seguir durante un tiempo escribiendo "para nadie". Y claro que me gusta escribir, y claro que disfruto haciéndolo. Pero al mismo tiempo sería un descanso poder concluir, tras muchas entradas sin comentarios: déjalo, Marcos, esto no va a ningún sitio, estás hablando solo, no te molestes más. 




................ DESCUBRIENDO COSAS.
Mis alumnos estudian en Literatura el tópico del "homo viator". Estamos de paso, esto es un camino. "El hombre que ha terminado no ha hecho sino comenzar" decía Zubiri citando a S. Agustín.
Leí en mi adolescencia o mi juventud "Los tambores" de Reiner Zimnik y he hecho mi vida "esperando", caminando, suponiendo que nos vamos de esta ciudad porque una mejor nos aguarda en otro lugar. Los tambores son la revolución que tenemos que hacer, el cambio que sería necesario en nuestra vida. Los tambores son la insatisfacción, son el deseo de una vida mejor. Son el deseo de excelencia. Los tambores son suponer que un día cambiaremos para mejor, que un día se dará la conversión. 

No hay nada que buscar, pequeño pez. Solo abre los ojos y mira. No puedes dejar de verlo. 

La iluminación es aceptar que no llegará. El pozo está en la sed. "Todo se te da en el presente" le dice Jalics a un aprendiz de meditador que cree que algo especial tiene que sobrevenir cuando está sentado concentrado en su respiración. La meta está en el camino. La Felicidad con mayúsculas es la felicidad con minúscula. No hay que esperar salvación, ya estamos salvados. Solo hay que darse cuenta y vivir celebrándolo. 

En algún momento de Biografía, dice d'Ors que llega un punto en el que uno acepta el lugar que le corresponde. Es un lugar que con anterioridad se despreció por considerarlo insuficiente, por suponerlo excesivamente pequeño y humilde dadas las expectativas que uno imaginaba para sí. Llega el día en el que uno se da cuenta que ese es su lugar y que con toda su pequeñez es dónde mejor está.

1 comentario:

  1. No he visto aún el vídeo que enlazaste. Es que con esto de que somos "homo viator" no paro un momento quieto, pero lo pienso ver y ya te cuento.

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