30 septiembre, 2016

Lo del PSOE: un cisne negro.

Esta tarde parto hacía Robledillo de la Vera, en Cáceres, para el retiro de iniciación al silencio.
Desde esta noche al domingo después de comer no podré usar el móvil. O de otro modo: mi propósito es no usarlo porque así lo recomiendan los organizadores. Tampoco se puede llevar uno nada para leer.
Así que el domingo por la tarde me enteraré de lo que pasará en el Comité Federal del sábado en el PSOE.
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La reflexión que a mí se me ocurre sobre este asunto es la absoluta imposibilidad de hacer predicciones razonables en política. Y la clave está en la existencia de “Cisnes negros”.
Imaginemos que hace tan solo una semana hubiese apostado con alguien sobre los resultados de las unas hipotéticas terceras elecciones. Cisne negro: el PSOE se parte en dos bandos enfrentados a cara de perro. ¿Dónde quedan las previsiones electorales de la semana anterior?
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Y otra reflexión que se me ocurre: Existen modos convencionales de resolver problemas que por la característica del problema no lo resuelven sino que lo agravan.

Cuando el día de reflexión, tras los atentados de Atocha, unos grupos “incontrolados” voceaban ante las sedes del PP, el Gobierno no podía enviar a la policía –aunque fuera completamente legítimo- porque aumentaría el mal que quería evitar: la sangría de votos que aquel escándalo provocaba.

Los dirigentes de un partido político puede estar divididos en relación con la política que deben seguir en un momento concreto, pero lo que no pueden hacer es montar un pollo en el que la facción partidaria de una cosa impide entrar en la sede a la defensora de la contraria, porque a partir de ese momento se acabó la discusión, el partido se hunde en las encuestas y ni una cosa ni otra.

Ni Pedro Sánchez podrá ya formar ese gobierno con los nacionalistas y Podemos que parece que quería formar, ni los críticos podrán retomar las riendas y mantenerse tranquilamente en la oposición cambiando de líder. Tras una pelea semejante, ciegas todos los posibles caminos por los que podían ir las cosas antes de la pelea.

Si dos novios están discutiendo antes de una boda el modo de celebrar el banquete parece lógico no llevar la discusión tan lejos que impida la celebración de la boda.


Exactamente eso es lo que le acaba de pasar al PSOE. 

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