Lo del PSOE: un cisne negro.
Esta tarde parto hacía Robledillo de la Vera, en Cáceres,
para el retiro de iniciación al silencio.
Desde esta noche al domingo después de comer no podré usar el
móvil. O de otro modo: mi propósito es no usarlo porque así lo recomiendan los
organizadores. Tampoco se puede llevar uno nada para leer.
Así que el domingo por la tarde me enteraré de lo que pasará
en el Comité Federal del sábado en el PSOE.
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La reflexión que a mí se me ocurre sobre este asunto es la
absoluta imposibilidad de hacer predicciones razonables en política. Y la clave
está en la existencia de “Cisnes negros”.
Imaginemos que hace tan solo una semana hubiese apostado con
alguien sobre los resultados de las unas hipotéticas terceras elecciones. Cisne
negro: el PSOE se parte en dos bandos enfrentados a cara de perro. ¿Dónde
quedan las previsiones electorales de la semana anterior?
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Y otra reflexión que se me ocurre: Existen modos
convencionales de resolver problemas que por la característica del problema no
lo resuelven sino que lo agravan.
Cuando el día de reflexión, tras los atentados de Atocha,
unos grupos “incontrolados” voceaban ante las sedes del PP, el Gobierno no podía
enviar a la policía –aunque fuera completamente legítimo- porque aumentaría el
mal que quería evitar: la sangría de votos que aquel escándalo provocaba.
Los dirigentes de un partido político puede estar divididos
en relación con la política que deben seguir en un momento concreto, pero lo
que no pueden hacer es montar un pollo en el que la facción partidaria de una
cosa impide entrar en la sede a la defensora de la contraria, porque a partir
de ese momento se acabó la discusión, el partido se hunde en las encuestas y ni
una cosa ni otra.
Ni Pedro Sánchez podrá ya formar ese gobierno con los
nacionalistas y Podemos que parece que quería formar, ni los críticos podrán
retomar las riendas y mantenerse tranquilamente en la oposición cambiando de líder.
Tras una pelea semejante, ciegas todos los posibles caminos por los que podían
ir las cosas antes de la pelea.
Si dos novios están discutiendo antes de una boda el modo de
celebrar el banquete parece lógico no llevar la discusión tan lejos que impida
la celebración de la boda.
Exactamente eso es lo que le acaba de pasar al PSOE.
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