Los clásicos se me resisten.
Si los escritores clásicos
tienen más valor que muchos de nuestros contemporáneos que escriben, ¿por qué
solo los leen los estudiantes y obligados? ¿por qué la gente lee más a los contemporáneos
que a los clásicos?
Me responde un amigo: Por su dificultad.
Pues es verdad. Leer a un
clásico exige un esfuerzo similar al que tiene que hacer un joven para ver una
película en blanco y negro.
Por más que lo intenté no
conseguí encontrarle interés a un cuento muy alabado de Chejov, pero pensé que
solo era ese cuento. Hace unos días fui al teatro en Madrid: Las tres hermanas.
Infumable. Un
aburrimiento espantoso. No es que no me gustara, es que no comprendo que la
obra pueda decirle algo a alguien. Varias veces le propuse a mi mujer que nos
saliéramos. A mi mujer también le aburrió, pero ante mi vehemencia en contra,
dice que no tanto.
Como se dice que Shakespeare
nos lo enseña todo sobre las pasiones humanas me puse hace tiempo con Hamlet. No
lo terminé.
Ahora, en vista de que
los clásicos en vivo y en directo se me resisten voy a probar con un libro de
divulgación: El libro de Shakespeare. Lo
compré en Madrid en la FNAC.
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