12 febrero, 2016

Leyendo vidas de santos 2.

Sendino se muere es un librito de setenta y tantas páginas cortitas. Lo he leído esta misma tarde de un tirón.


En él, Pablo d'Ors recrea algunas páginas que escribió la doctora África Sendino en el tiempo previo a morir de un cáncer de mama. Pablo d'Ors describe, además, el modo como esta mujer afrontó su enfermedad y su muerte. No duda en decir que fue una santa. 

Algunas páginas me han hecho saltar las lágrimas. 

¿Será posible creerse lo que Sendino dice?

"Dios nos nos ofrece la enfermedad como castigo sino como camino."

¿Será posible encontrar el bien en el mal? ¿Podré ver en la adversidad una oportunidad para aprender en lugar de una maldición?


3 comentarios:

  1. Es curioso cómo a veces las explicaciones trascendentales y las evolutivas (es decir, las más elevadas y las más terrenales) parecen darse la mano. Para Sendino, el dolor y la enfermedad tienen una razón de ser divina: son la ocasión que Dios nos proporciona para formarnos, para aprender a aceptar la ayuda de los demás, para comprender que uno necesita ser ayudado, que uno no está completo hasta que no recibe a los otros: "Dejarse a ayudar supone un nivel espiritual muy superior al del simple ayudar. Porque si ayudar a los demás es bueno, mejor es ser ocasión para que los demás nos ayuden".

    Una explicación similar a la anterior pero desde una óptica evolutiva la encontramos en el último post del blog de Pacotraver (el neurocientífico que tienes enlazado en la lista de blogs). Dice este hombre que venimos diseñados de serie para sentir dolor (incluso cuando hay realmente daño físico), porque la experiencia del sufrimiento tiene premio evolutivo: el dolor nos empuja a recibir ayuda de los demás y, al abrirnos a quienes nos ayudan, reforzamos los vínculos sociales:

    "Los humanos sentimos como dolor cosas que no están etiquetadas como dolorosas en otras especies porque los ancestros que estuvieron motivados para buscar ayuda sobrevivieron en mayor número que los ancestros que eran más duros o estoicos. Es decir, que somos descendientes de quejicas." (Barbara Finley).

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    1. Es muy interesante esa explicación evolucionista del valor del dolor y la queja. Y no la conocía venida de la psicología evolucionista.
      Lo que sí conocía es que "la vulnerabilidad humana" nos hace humanos, nos hace compasivos y nos hace solidarios. Según Aurelio Arteta y otros es esa característica la que nos vincula con los demás y nos hace valiosos como seres humanos: Saber que los otros también, como nosotros, son vulnerables.

      Sobre la cita de Finley, que tiene gracia: Mi padre se queja de que le pican los ojos, pero ha probado todo tipo de unguentos y parece que nada se puede hacer. Sin embargo se sigue quejando. Siempre he interpretado esto como que la queja es algo valioso en muchas ocasiones. Por eso no cambiamos esa costumbre aunque en algún caso concreto no lo sea.

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  2. Zacarías, nunca te había visto por aquí.
    Bienvenido.

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