02 octubre, 2015

Chistes verdes y orden social.

¿Leísteis la entrada de ayer?

Una compañera me dijo que le había parecido grosero.

No creo se trate de grosería. No dije nada soez, es otra cosa. Creo que se trata de una cuestión moral.

No resulta bien que un cincuentón haga chistes verdes de la vida cotidiana. Muestra sus preocupaciones y sus carencias. Lo presentable sería que un cincuentón mantuviera sus deseos sexuales circunscritos en el ámbito íntimo del matrimonio.

El viejo verde (yo lo llevo siendo desde los 16)  resulta patético. No se mantiene dentro del orden social que todos queremos preservar. Muestra un querer y no poder que da grima. Es incómodo verlo.

De alguna manera el casado que “muestra inquietudes sexuales” desordena el mundo.


En todo caso, en el pecado lleva la penitencia. 

4 comentarios:

  1. Es algo que me produce cierta desazón: compartir con alguien mis atracciones físicas. Si alguna vez algún compañero de edad ha comentado algo, lo he sentido fuera de lugar y me ha hecho sentir incómodo. Todas mis filias las guardo en lo más íntimo de mí mismo. Jamás las compartiría. No son pocas. Pero las considero totalmente secretas. Alguna vez escribí sobre ello y en archivos encriptados di rienda suelta a mis emociones en este sentido. Luego intenté destruirlas, aunque es un archivo que encuentro una y otra vez como si se replicara. No, no me gusta escribir sobre ello. Tu texto de ayer es interesante, sí, pero no me hubiera suscitado ningún comentario, tuvieras cincuenta o dieciocho. Que no sepa tu mano derecha lo que hace la izquierda o que no sepa tu lóbulo izquierdo lo que piensa tu lóbulo derecho. Así mejor. En el preconsciente. Donde aparecen las imágenes sexuales que nos alimentan incluso en sueños.

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  2. No hiciste un chis te verde. No es una grosería. Solo una reflexión poética y está bien.
    ch

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  3. No nos gusta ver como caen las máscaras, ni las propias ni las ajenas.

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