Me alegro que exista Podemos.
Yo no voy a votar a Podemos. Pero no me parece mal que entre
en el Parlamento con fuerza. No creo que Podemos sea la gente y los otros la
casta. Pero creo que es importante que aparezca gente joven y nueva en la
política. No creo que vayan a ser mejores que los que hay,
pero tampoco que vayan a ser peores. Por un lado me parece muy valioso
que los antisistema, los hartos, los indignados, los jóvenes –ingenuos y bien
intencionados- tengan un cauce de participación. Si Podemos consigue ser una
tercera fuerza importante se habrá demostrado que la democracia funciona. Que
nada es inamovible, ni el capital tiene todo atado y bien atado.
Desde la derecha más reaccionaria se dicen disparates de
Podemos. Exageraciones infundadas, parecidas a las que se dicen del PP cuando
se les acusa de desmantelar la enseñanza pública o la sanidad. Tengo la
sensación que en unas elecciones no solo cuentan los votos afirmativos, sino
también la cantidad de votos negativos que un partido recibiría de los militantes
contrarios si existiera ese tipo de voto. Y aunque es verdad que en determinados sectores Podemos
tiene muy mala prensa, en mucha gente que va a votar a otros partidos hay
simpatía hacia el nuevo partido.
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