Atenta a los detalles.
Una mujer sentada en la calle pide limosna con un cartel que
explica su situación. Y tiene a su lado un carrito de
la compra porque también pone que se admiten alimentos. Otra mujer, muy elegante, le ha dado un
paquete de arroz y le está explicando cómo tiene que cocinarlo porque es un
arroz especial que requiere un tiempo diferente del habitual.
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Lo anterior me lo he inventado.
La gracia del chiste estriba en el contraste entre los
intereses de la mujer elegante, atenta a que el arroz quede en su punto, y la
otra, a la que suponemos únicamente la preocupación por comer.
Sin embargo, si se piensa bien, la cosa no es tan
disparatada. Es cierto que la que pide limosna pretende cubrir una necesidad
básica, pero una vez que tiene comida seguro que también quiere que le quede
rica. Con lo cual, no estaría tan fuera de lugar que al final de la historia preguntara:
¿Y qué tipo de salsa añade usted?
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