22 enero, 2017

Muertes muy distintas.

Me cuenta un amigo que su padre murió de golpe, relativamente joven. No puedo imaginar cómo será para un hijo toparse con la muerte de esa manera. Solo se me ocurre la comparación de un puñetazo fuerte en las narices. O ir muy rápido y chocar contra un muro. Debe dejar aturdido y desorientado. Por bastante tiempo, supongo.

La enfermedad de mi madre y su reciente fallecimiento ha sido muy diferente. 
Ha sido como irse bebiendo la muerte a sorbos. Los primeros tragos fueron los más amargos. No sabía que existía un brebaje tan desagradable. El final, como un trago más. 













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Tendría que buscar en el blog para recordar cuanto tiempo hace que aparecieron los primeros signos de demencia. ¿Tres años? ¿tres años y medio?  La fecha que tengo clara es la de su ingreso en la residencia. Ha estado dos años y unos pocos días. 

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