26 junio, 2016

¿Qué vienen los rojos?

Son las ocho de la tarde, las 8:22, pero no quiero enterarme de nada hasta que no haya resultados más o menos definitivos. Esperaré hasta que salga la Vicepresidenta. Con la música puesta en mi habitación para no escuchar la TV que mi mujer y mi hijo están oyendo. (Mi hija está en Dublín, vuelve dentro de cuatro días.)

Mi hijo está descargando los últimos capítulos de Juego de Tronos y los veremos ahora juntos, para aguantar sin impaciencia a que llegue la hora de los resultados definitivos.

Algunos de mis amigos de Arenas votan Unidos Podemos. Y a una de ellas le gusta llamarse roja a sí misma.

Le digo que las palabras las carga el diablo. Los rojos fueron uno los dos bandos de la guerra. ¿Es ella uno de aquellos? ¿Qué soy yo entonces? ¿Nacional? ¿Facha?

La palabra roja no le hace justicia a mi amiga, porque la sociedad española actual es otra completamente diferente y las dos Españas (si realmente fueron solo dos) no existen hoy.  No es bueno que alguien se sienta heredero de los bandos fratricidas. A no ser que lo que se quiera es revivir aquellos tiempos y aquella guerra.


El lenguaje no es inocente. Las palabras con las que describimos la realidad contribuyen a crearla. Las palabras las carga el diablo. 

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