La mujer y el amor de mi vida, dos cosas distintas.
Me lo contó un amigo ya jubilado.
Hace ya unos años estuvo a punto de divorciarse de su mujer. Vivió un amor apasionado
con una antigua alumna con la que se llevaba más de veinte años. Mantuvieron
una relación a escondidas durante unos años y cuando su mujer se enteró, no
tuvo valor, así lo contaba él, para abandonarla e irse con la otra.
“He vivido momentos maravillosos,
que no cambiaría por nada. También he sufrido mucho.”
Los varios intentos que hizo de
marcharse fueron impedidos por su mujer y sus hijos –ya adultos- que le pedían
que no lo hiciera. No se sintió capaz de hacerles ese daño.
“Mi esposa ha sido la mujer de mi
vida. Pero el amor de mi vida ha sido el otro”.
Conozco a esta persona desde hace
ya tiempo. Pero desconocía el hecho crucial que ha marcado a fuego toda su
existencia.
¿Ya adultos? Qué bueno... Los asuntos pueden salir mal y morir, por supuesto. Pero yo tb he sufrido encima de una bici y solo era un deporte o mi más delicado capricho. ¿No hizo una promesa? Pues que se la juegue hasta el final. Eso si es que hablamos de amor.... Y cuando flaquea el salchichón, mortificación pero mejor convicción, el honesto susurro de Riannha,Umbrella.
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