Un punto de amargura.
Estoy en Arenas. Este verano cada vez que me doy un baño de
agua fría, uno de los mejores placeres del verano, me acuerdo de mi madre. Disfruto,
pero a la vez no puedo sino recordarla un momento. Soy consciente de que ella está como está y yo
estoy disfrutando. No por eso dejo de
disfrutar pero su recuerdo introduce un punto de amargura. Es verdad que lo hago desde la distancia pero
se puede decir que siento pena.
Y al mismo tiempo pienso que así es y así debe ser.
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