10 mayo, 2015

Cesar o nada.

Una de las distorsiones del pensamiento que pueden llevar a la depresión es la que llaman “Todo o nada”. Consiste en creer que todo se divide en blanco o negro, no admite la gama de grises. Si no eres un profesor perfecto eres una birria.

Cuando era joven estuve durante varios años en el grupo local de Amnistía Internacional. Nos juntábamos diez o quince jóvenes y preparábamos “acciones urgentes”, campañas de prensa, actividades…

Un día del verano encontré, por casualidad, a la coordinadora del grupo con su novio en la piscina. Yo estaba con mi novia y pasamos todos un buen día juntos.

Ella era una mujer muy entregada y hacía muy buena labor. Yo me preguntaba… ¿pero lo que más nos importa a nosotros es que no haya presos de conciencia o pasarlo bien en la piscina? Supongo que es una pregunta absurda pero era la que me hacía.


Esa lógica bipolar me ha perjudicado mucho. Yo tenía remordimientos de conciencia porque en realidad el rato que pasaba en el grupo era muy poco comparado con todo el tiempo que pasaba disfrutando de mi vida. Sin embargo no quería dedicarle más esfuerzo. Soy bastante tonto. El “todo o nada” me ha perjudicado mucho en la vida. Quizás la frase de Pascal no sea tan buena: “quien no ama demasiado no ama suficiente”. 

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