Puestos a ser infiel.
Paseaba este verano con mis amigos de Arenas. Con los que
hice parte del Camino de Santiago. Varones de mi edad, más o menos, con mujeres
de mi edad.
Uno de ellos, supongo que en un contexto en el que venía a
cuento, dice algo así: Podéis estar tranquilos, tened la seguridad de que
aunque me quedara a solas con cualquiera de vuestras mujeres nunca cometería
adulterio con ellas.
Esto no lo dice como un chiste. Tampoco lo dice como un
desprecio hacia ellas. Como el que dijera “tranquilos que no me gustan nada de
nada”. Lo dice completamente en serio, para que confiemos en él. Y el otro
amigo asiente. Repite lo mismo para sí mismo también completamente en serio.
¿Ser infiel a mi mujer, con la que estoy bien, con una mujer
de la edad de mi mujer? Es de locos. No se me pasaría por la mente ni aunque
viviera cincuenta veces.
Me siento tan alejado de su modo de sentir que
no me atrevo a decir nada. Sus frases son tan sinceras que me doy cuenta que si hablo no voy a ser comprendido. Pero lo que hubiera dicho habría sido:
Tampoco yo estoy pensando en cometer adulterio, pero en caso
de hacerlo lo intentaría con vuestras hijas (27 y 30 cada una), no con vuestras
mujeres.
Podía haberlo dicho como un chiste pero no creo que les hubiera hecho gracia.
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