17 diciembre, 2014

Una vida justificada.

Como tutor tuve una reunión con los padres de alumnos de mi grupo a comienzo de curso. Te pones a su disposición, les explicas las normas del centro y cosas de ese tipo.

Al final de la reunión, todos se marchaban ya, y un padre se quedó sentado al fondo de la clase. Cuando terminé de despedir a la última madre que se había acercado para resolver en medio minuto algún asunto menor, el hombre se levantó y se identificó. Había sido mi compañero de pupitre durante varios años en el bachillerato. No hubiera podido reconocerlo ni aunque hubiera mirado su cara durante una hora entera. No fuimos amigos pero pasamos muchas horas juntos.

Lo que quería decir es que tiene una hija maravillosa. Buena estudiante, amable, encantadora en el trato y todos los profesores están contentísimos con ella.

Me acordé de "Qué bello es vivir". Nuestra vida sirve a otros y la vida de este hombre podría justificarse plenamente aunque fuera solo por la hija que ha tenido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario