15 septiembre, 2014

INSTANTES QUE MUEREN

En el blog de Buscando Leones en las Nubes encuentro un interesante texto de La elegancia del erizo de Muriel Barbery.

Estaba desayunando y miraba el ramo de rosas apoyado sobre la encimera de la cocina. Creo que no pensaba en nada. De hecho, quizá por eso he visto el movimiento; quizá, si hubiera estado absorta en otra cosa, si la cocina no hubiera estado en silencio, si yo no me hubiera encontrado allí a solas, no habría estado lo bastante atenta. Pero estaba sola, tranquila y vacía. Por eso he podido acoger en mí el movimiento. 

Ha sonado un ruidito, bueno, más bien, como si el aire se estremeciera e hiciera shhhh muy, muy, muy bajito. Era un capullo de rosa con un trocito de tallo quebrado, que caía sobre la encimera. En el momento de tocar la superficie ha emitido un puf, un puf en plan ultrasonido, de los que sólo oyen los ratones o los hombres si están muy, muy, muy en silencio. Yo me he quedado con la cuchara suspendida en el aire, totalmente embelesada. Era algo magnífico. ¿Pero qué era lo magnífico? Yo no daba crédito: no era más que un capullo de rosa en el extremo de un tallo quebrado que acababa de caer sobre la encimera. ¿Entonces? 

Lo he comprendido al acercarme y al mirar el capullo de rosa inmóvil, que había concluido su caída. Es algo que tiene que ver con el tiempo, no con el espacio. Claro, siempre es bonito un capullo de rosa que acaba de caer con un movimiento grácil. Es tan artístico, dan ganas de pintarlo una y otra vez. Pero, al mirar caer este capullo y este tallo, he intuido en una milésima de segundo la esencia de la Belleza. Porque lo bello es lo que se coge en el momento en que ocurre. Es la configuración efímera de las cosas en el momento en que uno ve al mismo tiempo la belleza y la muerte.  

¿Quiere esto decir que así es como uno tiene que vivir su vida? ¿Siempre en equilibrio entre la belleza y la muerte, el movimiento y la desaparición?

Quizá estar vivo sea esto: perseguir instantes que mueren.


 Yo no leí la novela, de la que me hablaron muy bien, en su momento. Vi la película que no me interesó demasiado. La amistad entre la portera “culta” y el japonés me pareció falsa, increíble. Pero me gusta el blog de “Buscando leones” porque me acerca estas creaciones culturales de un modo sencillo y ameno. Me da noticias de libros y músicas que de otro no me llegarían. Y me alegro mucho de haberlo conocido.
Además de este blog, existe otro del mismo autor que se ocupa solo de libros. Yo lo miro menos porque se centra sobre todo en novelas, género que no me entusiasma. Pero también en él he descubiertos libros muy interesantes. Se llama Todos los libros un libro por aquello de Cortazar de Todos los fuegos el fuego. 

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