24 julio, 2014

Con motivo de una película de ciencia ficción.

Veo en video con mis cuñados una película americana típica (con Mat Damon) en la que los ricos han huido de la Tierra a una especie de satélite artificial (Elysium) porque la tierra está contaminada y destruida. Los pobres malviven en la tierra y en Elysium, lleno de zonas verdes, todas las enfermedades se curan metiéndose en unas cámaras sanitarias en las que te reatomizan. Pero a estas cámaras solo tienen acceso los ricos. Cada cierto tiempo hay naves ilegal que llevan inmigrantes desde la Tierra a Elisyum y allí son detenidos y deportados –los que no muertos a tiros-. Algo parecido a las pateras, pero con naves espaciales.

Lo que me hace gracia es que nosotros, los espectadores en el primer mundo, nos identificamos con los pobres, cuando en realidad somos los ricos que ponemos fronteras para que nuestro mundo no se le llene de inmigrantes.

La película es una película comercial y no pretende denunciar a USA y Europa que no dejan entrar a mejicanos y subsaharianos. La película sabe que nuestra especialidad es la hipocresía. Por un lado, en política, mantenemos la valla de Melilla y por otro, en el cine, nos solidarizamos con los que quieren saltarla. 

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