Por qué no voto a Podemos.
Pseudópodo se preguntaba hace unos días qué había aprendido
en los últimos treinta años que le llevaba a no votar ahora a Podemos. En los
comentarios respondía que es el olor a populismo.
¿Por qué no voto yo a Podemos?
Con los años se aprende que los deseos no siempre son
realizables. Uno puede pintar en su cabeza una sociedad ideal y luego proclamar
con mucha pasión que quiere realizarla, pero la política es el arte de lo
posible. Y consiste en señalar el camino entre la sociedad realmente existente
y la sociedad buscada. Y si existe mucha distancia entre una y la otra, a lo
mejor el camino es imposible. O es imposible si al mismo tiempo queremos
mantener determinadas cosas como están.
Por ejemplo, uno puede desear que no existan países donde la
gente se muera de hambre, pero realmente nadie está dispuesto a abrir las
fronteras y dejar pasar a todos los emigrantes del sur que quieran entrar. Uno
puede decirlo, y el programa de Podemos propone retirar las vallas de las
fronteras y suspender la repatriación de “sin papeles”, pero si esto se llevara
a la práctica, hasta los votantes de Podemos se rebelarían contra sus
consecuencias. ¿Existirían recursos para ir dando albergue a todos los que
fueran llegando? ¿Sería posible atender a todos sin colapsar nuestros sistemas
educativos y de salud? ¿Con el paro que existe en la actualidad es razonable
permitir la llegada de más trabajadores extranjeros dispuestos además a
trabajar en el mercado negro por mucho menos de lo que lo haría un trabajador
español?
Una cosa es manifestar deseos -Podemos propone una renta
básica para todos los españoles- y otra diferente que sean realistas las
cuentas que hace para obtener el dinero necesario.
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