Amar la literatura (un poema de Catulo)
Me pregunto si la educación en algunos aspectos no estará absolutamente
equivocada. Por ejemplo: la enseñanza de la literatura. Yo vi a mi hija en
segundo de bachillerato estudiarse la sucesiva lista de generaciones de poetas
y novelistas con sus listas de obras y las supuestas características de sus
estilos. Imposible que ahora recuerde nada de aquello porque ya entonces lo
aprendió mal, pero a lo que iba. La enseñanza de la literatura tenía que estar
encaminada a la “vivencia” de la literatura. Se trataría de que el alumno
hubiera pasado por algunas "experiencias literarias". Y si eso no se puede
evaluar pues que no se evalúe. O que se evalúe solo si ha pasado o no. Por
ejemplo, que se le haya recitado poesía bien recitada. Que haya visto buen
teatro. Que haya leído algunas importantes novelas, que se haya aprendido y
haya recitado de memoria algunas poesías. Esas experiencias, con algún tipo de
comentario explicativo del profesor debería ser suficiente. Encuentro en el
libro de Alain de Botton que los museos de arte están mal ordenados (se refiere al
museo clásico) porque ordenan las obras cronológicamente. Habrían de estar
ordenados siguiendo temas y ocuparse de qué sentimientos quisieron despertar en
nosotros sus autores y de qué manera. Y deberían estar organizados para
suscitar esos sentimientos (olvidémenos de eso de “saber de arte”). Aplíquenlo
a los jóvenes y la literatura. A los jóvenes les interesa el amor. Hableseles
de amor literariamente. Que conozcan las grandes historias de amor, que
aprendan a recitar poemas de amor. Y al estilo y al contexto histórico que le den
morcilla. Mejor dicho. Que se le hable de ello únicamente, UNICAMENTE, en la
medida en que sirva para que el alumno pueda ENTRAR en el poema o la novela de
la que hablamos. Pero que no tenga que estudiarlo. Porque no se trata de eso.
En mi juventud, un amigo que estudiaba lenguas clásicas y estaba
enamorado de los versos de Catulo, me recitaba un poema en latín. Es un poema
que repite:
Dame mil besos, luego cien,
luego otros mil, después cien más,
luego sin pausa otros mil, luego cien.
Entonces, cuando hayamos juntado muchos miles, (y continúa)
luego otros mil, después cien más,
luego sin pausa otros mil, luego cien.
Entonces, cuando hayamos juntado muchos miles, (y continúa)
Todo eso tiene una cadencia en latín y una sonoridad que
puedes experimentar si te lo recitan varias veces. Intentad recitarlo.
da mi basia mille, deinde centum,
dein mille altera, dein secunda centum,
deinde usque altera mille, deinde centum
dein mille altera, dein secunda centum,
deinde usque altera mille, deinde centum
dein, cum milia multa fecerimus,
Cuelgo aquí un video donde un hombre lo recita muy bien.
¿A dónde voy a parar? Yo no he leído a Catulo, ni sé de qué
época es, ni conozco las características de su estilo, pero aquel amigo me
inoculó el veneno de su poesía y gracias a ello hoy puedo buscar este video por
Internet y disfrutar de nuevo otra vez. Creo que me la voy a aprender de
memoria.
Ese haber saboreado el alimento de la literatura es el que
debía buscarse en la educación, y pasar de estudiar nada. El objetivo es la
vida y la belleza, e intentar hacerles
ver en qué medida la literatura habla de eso y trasmite eso. Lo demás es “saber
muerto” y perder el tiempo.
El poema, lo que es la poesía, dura unos minutos. Por favor
escuchad los versos de Catulo. También recordaba yo el primer verso en latín.
Viuamos, mea Lesbia, atque amemus. Lesbia era el nombre de la amada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario