19 enero, 2014

Una idea sobre "The wire".


Estoy viendo Breaking Bad. La tercera temporada estuvo muy emocionante  y esta cuarta se sigue con interés. Cuando se habla de esta serie, la gente se refiere siempre a la degeneración del personaje. Es llamativo que, hoy en día, muchas series tengan como protagonista a gente poco ejemplar. Encontré en un libro sobre Los Sopranos una reflexión muy interesante sobre esto. Pero queda para otro día.

Hoy quería hablar de THE WIRE. La crítica la pone por las nubes. A mí me gustó mucho la primera temporada. Y también la segunda. Pero no debió ser para tanto porque no nos metimos con la tercera. Pese a todo tengo buen recuerdo.

Un amigo me decía: “Cuando veo THE WIRE entiendo cómo es el mundo”. No sé si será para tanto, pero desde luego tiene algo de descripción precisa de la realidad.

Lo que la serie describe es lo prosaica que es la vida. El equipo de policías no tiene un alma común ni un objetivo único. Cada cual tiene móviles muy diferentes, y los principales no tienen que ver con la persecución de los delincuentes. Los policías están unidos por causas circunstanciales, y muchos de ellos se ignoran o se odian entre sí. Los problemas que intentan resolver no se resuelven sino a medias o no se resuelven en absoluto y la vida sigue con nuevos problemas y nuevas historias. No todas las historias se cierran, sino que quedan abiertas, como la vida. Cuando a un policía le pegan un tiro en una operación, no se levanta de su cama del hospital, se arranca del brazo la vía de suero, y se reincorpora a la lucha inmediatamente. En “The wire” ese policía se queda de baja el resto de la temporada, aunque sea uno de los protagonistas de la serie.

Quizás os parezca que esto ya lo habéis visto en otras series. Creo que en ninguna es tan de verdad como en “The wire”.

DEFENSA DE ESTA ENTRADA.
Cuando alguien me habla de una película o de un libro, me gustaría que me dijera cosas concretas como estas. Ya sé que no es más que una sola idea. Pero es algo. Estoy harto de leer críticas que son pura retórica y lucimiento personal sin que se diga una sola idea concreta sobre el asunto del que tratan.

3 comentarios:

  1. “The Wire empezó como un relato a caballo entre dos mitos norteamericanos. El primero nos cuenta que, en este país, si eres más listo que el vecino -si eres astuto, frugal o visionario, si construyes una ratonera mejor, si llegas antes con la mejor idea-, tendrás éxito más allá de las imaginaciones más desaforadas. Y, en virtud de los procesos del libre mercado, es del todo justo afirmar que este mito se ha cumplido más que nunca. Y no sólo vale esto para Estados Unidos, sino también para el resto de Occidente y para muchas naciones emergentes. Cada día que pasa, recibe el bautismo de un nuevo millonario. O dos, o tres, o diez, o veinte.

    Pero ha habido también otro mito de apoyo, que sirve de balasto contra el capitalismo salvaje que ha salido triunfante, que proclama el logro individual excluyendo toda responsabilidad social y que, por tanto, valida la riqueza amasada por los más sabios y afortunados de entre nosotros. En otra época, en los Estados Unidos nos gustaba contarnos el cuento de que quienes no eran tan listos o visionarios, quienes no se construían mejores ratoneras, tenían también un lugar reservado para ellos. Según ese mito, quienes no son ni marrulleros ni astutos pero se levantan todos los días temprano para ir a ganarse el pan con el sudor de la frente, y vuelven luego a casa para dedicarse a sus respectivas familias, comunidades y cualquier otra institución a la que se les pida servir…, esas personas tenían también un trozo de tarta para ellas. Probablemente no conduzcan un Lexus ni coman fuera todos los fines de semana; sus hijos no tengan posibilidades de matricularse en Harvard o Brown; y, llegado el domingo, no vean el partido de su equipo en una pantalla de plasma. Pero tendrán un hueco reservado para ellos, y no serán traicionados.

    En Baltimore, al igual que en tantas otras ciudades, ya no es posible hablar de esto como un mito; ni siquiera es posible quedar como personas educadas si hablamos de ello. Es, en una palabra, una mentira."

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  2. “Otra razón por la que esta serie puede parecer distinta a otras muchas es porque nuestro modelo no es tan shakesperiano como otros productos de primera línea de la HBO. Los Soprano y Deadwood, dos series que por cierto admiro bastante, me recuerdan mucho a Macbeth, Ricardo III o Hamlet en el sentido de que hacen un particular hincapié en la angustia y maquinaciones de los personajes principales, Tony Soprano y Al Swearengen. Buena parte de nuestro teatro moderno parece basarse en el descubrimiento de la mente moderna que llevó a cabo Shakespeare. Pero nosotros nos inspiramos en otro modelo anterior y menos elaborado: los griegos; es decir, que nuestra línea temática se abreva masivamente en Esquilo, Sófocles y Eurípides en cuanto que nuestros protagonistas están marcados por el destino y se enfrentan a un juego previamente amañado y a su radical condición de mortales. La mente moderna, en particular la occidental, encuentra anticuado y algo desconcertante dicho fatalismo, me parece a mí. Somos una tropa de posmodernos que se auto-realiza y se auto-adora, por lo que la idea de que, a pesar de tantos medios, dinero y ocio como tenemos a nuestra disposición, seguimos siendo el juguete de unos dioses indiferentes, se nos antoja anticuada y supersticiosa. Nosotros ya no aceptamos a nuestros dioses según esas condiciones y, a excepción de los fundamentalistas que hay entre nosotros, ya no reconocemos ni siquiera a Yahvé esa especie de autoridad irrestricta e intervencionista que había venido detentando.

    The Wire es una tragedia griega en la que el papel de las fuerzas olímpicas lo desempeñan las instituciones posmodernas y no los dioses antiguos. El Departamento de Policía, la economía de la droga, las estructuras políticas, el sistema educativo o las fuerzas macroeconómicas son los que arrojan ahora rayos jupiterinos y dan patadas en el culo sin ninguna razón de peso. En la mayor parte de las series de televisión, y en buena parte de las obras de teatro, los individuos aparecen a menudo elevándose por encima de las instituciones para experimentar una catarsis. En este drama, las instituciones siempre demuestran ser más grandes y los personajes que tienen suficiente hybris para desafiar al posmoderno imperio americano resultan invariablemente burlados, marginados o aplastados. Es la tragedia griega del nuevo milenio.”

    David Simon.

    http://www.erratanaturae.com/index.php/2010/the-wire/

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  3. Muy interesante todo lo que copias, MA.
    Y además dice cosas concretas. Como yo quería.

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