02 enero, 2014

A card from USA and a picture of a woman.

Hoy, he recibido por primera vez una prueba tangible de su existencia. Quiero decir que hasta ahora, ella había sido para mí algo que se presentaba siempre en la pantalla de un ordenador. Hemos intercambiado mails y hemos hablado con cámara por Skype durante años, cuatro si no me equivoco, pero siempre nos hemos movido en el terrero de los bits. Hoy recibo los primeros átomos físicos provenientes de C.(en realidad estoy hablando de realidades tangibles, la luz de la pantalla también se compone de átomos)

Estoy hablando de uno de mis contactos para hablar inglés, una americana, que vive casada con un español en Maryland cerca de NY, y con lo de los átomos me refiero a que me ha escrito por primera vez una postal navideña.

Solo en el sobre, que voy a guardar, es el único lugar donde puedo ver su letra. Mi nombre y dirección están escritos a mano con un bolígrafo azul claro. La postal no tiene un texto personal, solo el que ya viene impreso. 

No sé si será una costumbre en USA lo de las postales navideñas personalizadas con las fotos de la familia. A mi padre le parecería fatal eso de que no existan unas letras escritas expresamente para la persona a la que se felicita. A mí la postal me ha hecho ilusión. Tanto que la traigo aquí. Quizás algún día nos reunamos en España. Viene todos los años, pero al tener la familia de su marido, aquí, en Logroño, tiene siempre sus vacaciones muy ocupadas y nunca nos hemos visto. Cuando comenzamos a hablar no había nacido ninguna de sus dos hijas. Es profesora de español y pese a tener a un español tan cerca siempre me preguntaba dudas y decía que le ayudaban mucho mis explicaciones. Desde que ha tenido a la segunda niña no hemos hablado. Por ella supe que en Estados Unidos no existe nada parecido a un permiso por maternidad. Los días que faltan a trabajar no los cobran. Ella tenía ahorrado para pasar un par de meses con su hija recién nacida.



Para terminar quería contar una anécdota.


Un día, al comienzo de nuestras conversaciones, le pregunté que por qué había cambiado su foto del perfil de la página en la que nos encontramos, una página de intercambio de idiomas. En la foto se la veía a ella, preciosa y joven, con un escote palabra de honor, en un soleado jardín de Sevilla. Me explicó que la retiró porque aquella foto invitaba a los pesados a escribirla con intenciones distintas al intercambio de idiomas. No dije nada, es cierto que yo era más sutil que aquellos tipos que la intimidaban, pero pensé que sin aquella foto quizás tampoco yo le hubiera escrito. 

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