28 junio, 2013

La vida de la mujer que cuida a mis padres.

La mujer que ahora trabaja cinco horas diarias en casa de mis padres es ecuatoriana. Ya va para nueve meses el tiempo que la tenemos contratada, todo legal. Se vino hace cinco o seis años a España y su marido trabajaba en la construcción. Hace tiempo que su marido está en paro y no tiene muchas expectativas de conseguir trabajo. Las cosas pintan mal y como tantos hispanoamericanos se quieren volver a su tierra.

Hace tres meses me contó que su marido va a llevar a sus hijos a Ecuador para que se queden allí con sus tíos. Ella buscará una casa para vivir de empleada interna y poder prescindir del alquiler del piso que pagaban aquí. Su marido tiene pensado volver pero a Madrid porque parece que allí le puede salir algo.
La verdad es que la situación es un drama. Sus hijos no quieren volver, son estudiantes de enseñanza secundaria,  y tienen todos sus amigos y su vida aquí. A la madre le duele separarse de ellos pero naturalmente aquí gana más que allí y por eso quiere seguir en España.

O eso es lo que yo creía hasta que me enteré que en realidad no se pueden ir de España porque tienen que devolver un préstamo. En los buenos tiempos compraron un coche. Con la llegada de la crisis el coche lo vendieron pero aún le deben parte del dinero al banco. Cuatrocientos euros cada mes, aunque no sé durante cuánto tiempo.

Lo primero que pensé fue que si  yo fuera ellos huiría a Ecuador y que me echaran un galgo. ¿Podrá perseguir un banco a unos deudores en Hispanoamérica?

Se ve que esa solución no se me ha ocurrido solo a mí. Los bancos ya lo han pensado también, y hoy en día, un inmigrante solo puede salir de España si no tiene un préstamo. El abogado de Cáritas les ha explicado que su marido se puede marchar con los hijos, siempre que se quede ella, su mujer, que será la que tenga que responder de la deuda. No les dan permiso para irse a los dos. Ella misma me cuenta que, hace ya tiempo, la gente pedían 30.000 euros, se marchaba con ellos y si te he visto no me acuerdo.


Aprovechando que ella buscaba estar interna hemos forzado a mis padres para que la contraten ellos mismos y así lo han hecho ante el temor de perderla. Mis hermanos y yo estamos satisfechos porque mis padres están más atendidos y de este modo contribuimos –aunque no sea de modo desinteresado-  a que los planes de ella no salgan del todo mal.

4 comentarios:

  1. Habiendo Lioayirga para qué queremos a Haneke

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  2. No me puedo creer que a esta señora no le permitan salir del país, o no al menos a todos los miembros de su familia a la vez. No porque dude de lo que le ha dicho el abogado - que seguro que hace lo mejor que puede y además desinteresadamente - sino porque me cuesta creer que hayamos sacralizado tanto el dinero como para ponerlo por encima de las vidas de las personas. ¿Y si tuviera que regresar a Ecuador a cuidar, por ejemplo, de sus padres?¿O a atender a sus hijos? ¿O al entierro de un ser querido? ¿Es más importante la deuda de un coche que eso? No lo puedo entender. Se supone que los préstamos llevan intereses entre otras cosas porque siempre hay riesgo de impago.Y se supone además que hemos rescatado a los bancos con dinero público.

    A ver, no es que piense que no se deban pagar las deudas, pero impedir a una persona regresar a su país con su familia es extralimitarse, aun asumiendo que dejarla marchar supondría que en la práctica la deuda se quedase sin pagar.

    Por un coche. Cada vez entiendo menos este mundo.

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    1. Cristina, A mí también me cuesta creerlo. ¿Pueden los bancos imponer que no pueda salir de España un inmigrante con una deuda? Yo lo cuento como ella me lo ha contado.

      Pero no lo veo tan claro como tú. Imagina que los bancos no dieran dinero prestado por norma a los inmigrantes porque hay riesgo de fuga. Nos parecería injusto. Imagina que los intereses que se impusieran a los inmigrantes fueran mucho más altos debido al riesgo de fuga (esto puede que ya ocurra).
      Por un lado yo no quiero pensar que son los malos-malísimos de la película pero por otro lado he comprobado con mis propios ojos –hace unos días- como mienten como bellacos.

      Me dice la señorita que puedo meter un dinero a plazo fijo (es un dinero de los ahorros de mis padres) y que luego se puede sacar cuando quieras. Únicamente que si lo haces antes del plazo pierdes los intereses que te prometieron porque rompes el contrato. Me llevo el contrato a casa para que lo firmen mis padres y lo que leo es que podrás sacar el dinero antes del plazo SIEMPRE QUE EL BANCO LO AUTORICE. La señorita me quiere tranquilizar diciéndome que esa autorización se concede siempre, que es ella misma la que la concede, que no hace falta el permiso de ningún interventor. No digo que en la práctica sea como ella dice pero por si acaso el cliente firma que SOLO SI EL BANCO LO AUTORIZA.
      Es decir, el acuerdo al que llegas de palabra con el Banco es ventajoso para ti, pero el que realmente firmas es ventajoso para el Banco. Y solo te enteras porque da la casualidad de que te llevas el contrato para casa para firmarlo, sino ni sabes lo que has firmado.

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  3. Imagina que una pequeña empresa tiene que cerrar, echando a los empleados, porque le cierran la línea de crédito. Pues esto está pasando. Es mentira que se haya inyectado dinero público, en cantidades ingentes, para que la economía marche. La supuesta labor social de los bancos cada vez es más dudosa, por decirlo de manera suave. En cualquier caso, que a uno le den un préstamo para comprarse un coche no es un derecho. Y los bancos no tienen por qué ofrecer las mismas condiciones a todo el mundo porque no tienen que velar por los intereses de la gente: eso tienen que hacerlo los poderes públicos, que son los que han olvidado sus funciones. Si los bancos prestaban era por la particular coyuntura económica de mucho dinero circulando y bajos tipo de interés, no era por ayudar a la gente. Ahora no prestan porque la coyuntura es otra, no por fastidiar. Pero vamos, que el derecho a moverse libremente prima sobre el (supuesto) derecho a adquirir bienes de consumo. Si no hay dinero para un coche nuevo, se compra uno de segundo mano, digo yo, hablando así en genérico y sin personalizar en la vida de esta señora que no conozco. Y si se gestiona mal el dinero y se le presta a quién no puede pagar, se asumen las consecuencias.

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