18 junio, 2013

La fuerza de la víctima.


Cuando jóvenes nos reíamos de mi hermano pequeño porque siempre quería ser la víctima. Si ponían una serie de nazis quería ser judío, si era una sobre el kukuxclan quería ser negro, si era contra el machismo hubiera deseado ser mujer.

Hoy sorprende la fuerza de la víctima. Hoy todo mundo quiere ser víctima porque la víctima se siente protegida por el hecho de serlo. Mi cuñado me decía: si me quieren despedir me declaro gay.

Imaginad que encontráis en la calle dos hombres discutiendo a voces. Uno de ellos no tiene brazos. ¿Sabéis quién lleva razón?

Pérez-Reverte lo puso de manifiesto en un artículo hace mucho tiempo. En este caso se trataba de una negra y un policía. ¿Cómo debe comportarse un policía con una negra que alborota?

Ese extraño mecanismo que hoy en día da fuerza a la víctima fue el que actuó para que yo pidiera perdón en la historia que conté ayer.

Lo cierto es que hay un progreso y está muy bien que no se pueda abusar, como se hacía en otros tiempos, de las tradicionales víctimas. Pero quizás no es bueno que éstas hayan encontrado su fuerza en antiguos agravios. Si una mujer quiere, por ejemplo, se presidenta de un partido podrá acusar a los contrincantes de machistas. Y podrá presentar el ser mujer como un mérito. Es la fuerza de la víctima.

Hace mucho tiempo decía mi amigo Ángel: da gusto leer un libro en el que alguien exhibe su orgullo y no su herida.  Se refería a Tolstoi que se muestra orgulloso de ser de clase alta en el prólogo de  "Guerra y Paz".
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2 comentarios:

  1. Esta entrada denota bastante poca empatía. Como leyéndote percibo que eres un hombre sensible, supongo que el problema es que te falta información :-)

    La mayoría de las víctimas que has nombrado siguen siendo víctimas. Ya no hay leyes que discriminen legalmente a ningún colectivo pero eso ni mucho menos significa que esa discriminación no exista. El otro día leí un estudio que se había hecho en EEUU donde se evaluaban los mismos currículum cambiando el nombre de la persona, en unos usando nombres frecuentes entre la comunidad afroamericana, tipo LeBron, LaToya y cosas así, y en otras con los habituales entre los blancos de origen anglosajón, digamos Jason y Sheril. Las personas (supuestas) del segundo grupo eran llamadas para entrevistas con muchísima más frecuencia que las primeras. Imagino que una hipotética Rosita tampoco hubiera tenido mucho éxito. Se han hecho muchos estudios como este y todos concluyen que hay un sesgo a la hora de juzgar a las personas que, curiosamente, siempre va hacia el mismo lado. Alguien que en su CV ponga que es de Parla tendrá menos oportunidades que otro del barrio de Salamanca a igualdad de méritos (comprobado). Y por poner un ejemplo práctico en un campo que conocemos, tú más que yo, imagina que un candidato a profesor va a pedir un trabajo a una escuela privada o concertada y dice, o da a entender, que es homosexual. ¿Qué posibilidades tiene de ser contratado? Te lo digo yo: muy pocas. No toda discriminación es laboral pero estos ejemplos son significativos. No dudo que a una camarera negra se le tenga especial simpatía en un barrio de clase media de Salamanca, por exótica y por inofensiva. O que el nieto de Doña de Paca, que es gay, reciba elogios y carantoñas de las amigas de su abuela. Ahora bien, un extranjero recibiendo un tratamiento carísimo en la Seguridad Social, o un profesor gay hablando de su novio en una clase de primaria, gusta mucho menos.

    No entiendo a la gente que dice que los gays (negros, gitanos, residentes en un barrio marginal, mujeres en según qué ambientes, discapacitados …) ya no tienen de qué quejarse porque ahora hay igualdad de oportunidades y tal y cual.¿En qué mundo viven? Tampoco me gusta nada la actitud victimista de ciertos sectores/instituciones que siguen teniendo mucho poder. No sólo mantienen sus privilegios sino que ahora parece que tienen que darnos también pena. Pobrecitos los obispos, pobrecitos los banqueros.

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  2. Tolstoi era un genio y escribía sobre gente rica porque era la que conocía, lo que me parece digno de elogio. No hay nada más cargante que alguien privilegiado escribiendo sobre los ‘pobres’ (o cantando una canción, guitarra en mano) como quien lo hace sobre perrillos abandonados a los que hay que acariciar la cabeza de cuando en cuando. Con todo, las obras de Tolstoi describen las miserias y desigualdades de la sociedad rusa de su época mejor que mil tratados de sociología. Y, sobre todo, ofrecen un retrato único de la condición humana que, esa sí, es la misma para ricos y pobres. Yo soy muy fan de Tolstoi quien además renunció a su riqueza para vivir entre los campesinos, fundó una escuela para los hijos de esos mismos campesinos pobres, y se hizo profesor porque se dio cuenta de lo importante y enriquecedora que es la educación, lo que es una prueba más de que era un hombre increíblemente inteligente :-) Si alguien no estaba "orgulloso" de ser de clase alta, ese era Tolstoi. Además de que sentirse orgulloso de algo que no se ha elegido es un poco estúpido. Dicen que antes de morir Tolstoi dijo: "Hay sobre la tierra millones de hombres que sufren: ¿por qué estáis al cuidado de mí solo?".

    Me parece lógica la actitud de tu hermano pequeño. De hecho, sería preocupante que alguien se solidarizase con los nazis y no con los judíos en una película de nazis. O con los tipos del cucurucho en la cabeza en una serie del Klu Klux Clan. A propósito, seguro que los del Clan en cierto modo actúan como lo hacen por sentirse víctimas y ver privilegios para los negros donde no los hay.

    No siempre estoy en desacuerdo contigo, sólo que aprovecho las entradas en las que lo estoy para poner comentarios. Este me ha salido un poco largo.

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