07 junio, 2012

EY, CHIPIRÓN, TODO LOS DÍAS SALE EL SOL...CHIPIRÓN


¿No os ha pasado a veces que encontráis algo interesante en Internet, no guardáis la referencia y luego no hay manera de encontrarlo?


Una vez di con un blog en el cual su autor explicaba que iba a estar ausente por un tiempo por problemas de salud, no recuerdo si hacía referencia a una operación próxima o algo así. El caso es que aquella era la última entrada de su blog y estaba llena de comentarios de amigos y conocidos despidiéndose de él. Por lo que deduje había muerto, alguien que lo conocía en persona lo explicaba, y todos le dejaban sus últimos mensajes en el blog.

Supongo que aquel no habrá sido el único blog que se quedó sin autor. Y en el futuro habrá más. Todos.

En fin, me pongo macabro porque yo también me voy a operar y me he acordado de esa historia. Si Dios quiere la cosa no será tan grave, al fin y al cabo solo tienen pensado ingresarme una noche, y espero poder escribir de nuevo muy pronto, quizás en dos días o tres.

Esta entrada que estás leyendo está programada para publicarse a las cuatro de la tarde del jueves, la hora a la que se supone me van a estar operando.

Tengo un poco de miedo.






.........................................
Siempre he creído que la música tiene más que ver con la gente con la que la escuchamos, o con la que la bailamos o con la situación en la que nos enamoramos de ella, más que con el contenido mísmo de la música.

Por ejemplo, esta canción me encanta por la escuché y la bailé por primera vez con algunos de mis alumnos la noche de la graduación.

Me trasmite una alegría grande porque me retrotrae a aquel momento con Jorge, Clara Luna, Cristina, Celsa y más people.

Lo mismo me suede con Celtas Cortos o con Un pingüino en mi ascensor. Los escuchaba en el coche con mis hijos. ¿cómo no van a gustarme?

1 comentario:

  1. No, no es tan simple. Nuestros hijos, nuestros amigos, nuestros maridos, mujeres o amores de un día, pueden escuchar músicas que a nosotros no nos entran de ninguna manera. Luego es con quién escuchamos la música, pero también la feliz coincidencia de que a ellos y a nosotros esa música y no otras (en el momento que sea, común en todo caso)nos emociona y nos hace abandonar por momentos la cárcel de nuestro yo propio.

    ResponderEliminar