Colonoscopia y masoquismo.

Problema número 1. Estoy durante 24 horas solo tomando líquidos. Mañana me hacen una colonoscopia y tengo que ir limpito por dentro. Esta noche tengo que tomar un sobre que he comprado en la farmacia que me va a vaciar enterito. Y mañana otro. Por si queda algo.

Problema número 2. Esta mañana he recibido la reclamación de un alumno que no está de acuerdo con el suspenso. Mañana mi compañera de departamento tendrá que leer el examen y juntos dilucidar qué hacemos.

Problema número 3. Mi padre llama desde el piso de abajo (viven dos pisos debajo del mío) que mi madre está como loca porque ha perdido unas llaves. Le digo que no puedo bajar. Vuelve a llamar a dos 10 minutos. Bajo e intento tranquilizarla.

Hay días buenos y días malos.



Pero todo puede ser peor. ¿Qué pasaría se mañana en la colonoscopia me encuentran un tumor canceroso en el colon?

No es primera vez que pienso que hay en mí una voluntad de sufrir. Tengo un masoquismo manifiesto. Desde que me dieron fecha para la colonoscopia me he pasados las semanas “relamiéndome” ante la posibilidad de que descubran un cáncer. Ya hay que tener ganas de sufrir. La cirujana que me va a operar de mi fisura anal, por fin me he decidido, dice que no tengo por qué tener miedo. Que sería raro lo del tumor porque no tengo ningún síntoma, claro que también es verdad que el cáncer de colon solo da síntomas al final.

En fin. Mañana por la mañana entre repetidas idas y venidas al servicio tendré que decidir qué hacer con la reclamación del instituto. Si lo apruebo, en septiembre no tengo una sino cinco reclamaciones. Si lo suspendemos la madre está decidida a ir reclamar en la Dirección provincial y me toca las pelotas estar en boca de todos por ese motivo. Una papeleta.

En todo caso no me va a faltar de qué preocuparme: para un masoquista como yo mañana es un día prometedor. Si no tendré un motivo tendré otro.

Y si no siempre están ahí mis padres con su situación cada día que pasa más deteriorada.

¿Existe el santo patrón de los masoquistas? Si no hay me pido el sitio.






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A mi padre le han hecho varios tactos rectales a lo largo de su vida con motivo de la próstata. ¿Le pregunté si era desagradable?
- Desgradable no me parece. Respondió.
Pero puntualizaba.
¡¡¡Con eso no quiero decir que sea agradable!!!