22 junio, 2008

EL PARTIDO

Ortega decía que cuando en los toros todo el mundo aplaude, siempre hay alguien que silba. No se equivoquen. No silba al torero. Silba al aplauso.

Aunque hay 31 grados en la ciudad y son las 7 de la tarde salgo a correr por el centro y encuentro la ciudad bullendo de gente joven y mayor. El tremendo calor hace que pueda ver en una sola tarde más piernas desnudas (se llevan los sorts) que en todo el invierno, lo cual aumenta mi nivel de testosterona en sangre y con ella mi autoestima. La plaza mayor está llena de jóvenes (y jóvenas, aunque el lenguaje las haga invisibles yo es a las únicas a las que veo) que se sienta en el suelo haciendo corros. Algunos llevan pintados los colores de España en las mejillas, otros camisetas, en las puertas de algunos bares hay banderas para avisar que dentro hay una gran pantalla para ver el evento.

No sabía que el partido se iba a notar tanto en la calle.

Me educó un iconoclasta. Mi padre icono que ve, icono que “clasta”. Para ponerlo en contra de algo no hay nada como decirle que todo el mundo está a favor. Pero ya está viejo y seguro que hoy piensa ver jugar a España y hasta emocionarse.

Me gustaría ser libre, querría pasar del partido, desearía no haberme enterado de que existe, poder sentirme especial alejado de la masa ilusionada que se prepara para aplaudir, pero el futbol con su fuerza me ha pillado con esa otra variante de estar en algo que es estar “a la contra”.

Me entran unas ganas tremendas de silbar.

5 comentarios:

  1. Loia, estás desatado, vuelves a la blogsfera a por todas.

    Contesté la pregunta que me hacías en un comentario en mi blog, sobre los grupos que le gustan a la tal Leny. No creo que te guste ninguno de ellos ni se siquiera si podrías escuchar una canción entera de alguno de esos muchachos...

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  2. ¡No fastidies, hombre! Si los que más nos han mentido y engañado son los intelectuales, artistas y los periodistas. Los de patadas al balón no venden burras. Hala.

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  3. Pues yo he estado leyendo a Milan Kundera en la azotea, a la sombra. Al final, acabo de ver los penaltis con mi hijo (servidumbres de ser padre). Y ahora a ver cuando nos dejan dormir los de las bocinas.

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  4. A me en cambio me educó un forofo. Así he salido.

    vCasale

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  5. Deberíamos poder ser libres en este como en tantos otros temas que nos afectan en nuestras vidas, que nos influyen tanto, que nos obligan a estar a favor o en contra y que sin embargo son tremenda mente superfluos.
    Nos vemos obligados a perder el tiempo con estas chorradas, pero lo peor es no tener la capacidad de elegir. El que quiera perderlo que lo pierda, pero que no se lo haga perder a los demás.

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