La Navidad es un espejo.
La Navidad en nuestro mundo es una fiesta de celebración
familiar. La suposición de que la Navidad ha de ser un tiempo de buenos sentimientos
es la raíz de que mucha gente la aborrezca.
Nos muestra nuestra incapacidad:
no podemos amar a los nuestros. Puede que los queramos pero en nuestra relación
además hay una dosis enorme de recelos, envidias, rencores, competencias, pugnas...
Y en Navidad esos sentimientos los vemos más claros porque suponemos que no
deberían existir y sin embargo están ahí.
La Navidad es un espejo que pone en primer plano nuestras
relaciones familiares y nos vemos y no nos gustamos. ¿Qué relación tienes con
tu familia? ¿Disfrutas al estar con ellos? ¿Te gusta saber de su vida? ¿Te
alegras con sus alegrías y te entristeces con sus penas? No solo hablo de tus padres y tus hermanos, también tus cuñados, tus cuñadas.
No creo que haya nadie que se lleve mal con los suyos y al que agrade la Navidad.
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