11 diciembre, 2016

Grupo y perseverancia.

Somos animales gregarios. En el libro Mindware explica algo ya sabido: que las personas hacen lo que hacen los demás. El autor deduce de este hecho, y parece que está probado con experimentos, que existe una manera sencilla de conseguir cambios de conducta. Un ejemplo: jóvenes que beben demasiado alcohol disminuirán su consumo si se les da a conocer mediante unas estadísticas que la mayoría de los jóvenes beben menos que ellos.

Por esta razón creo que es importante el grupo de meditación al que me acerco los jueves. Si tú meditas todos los días en tu casa, puedes sentirte un bicho raro. Si estás en contacto con más gente que medita y todos los jueves te juntas con ellos a hacer lo mismo, esa necesidad gregaria que tenemos los seres humanos queda satisfecha y es mucho más fácil que perseveres en la meditación.


Quitando a la coordinadora, que se llama Lali y que lo poco que sé es que es monja, nada sé de todos los demás. Ni siquiera sus nombres. Solo de uno de ellos, que fue quien me hizo saber que existía el grupo, sé que llegó a esto a través de un retiro de Amigos del Desierto. No hablo con nadie ni antes ni después de la meditación. Nadie habla con nadie, que yo sepa, si exceptuamos cuatro frases prácticas relativas a la colocación y recogida de los cojines y los banquitos al final de cada sesión. 

Creo que un grupo de este tipo es muy importante para perseverar. 

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