23 mayo, 2016

Si non e vero e ven trovato.

No se si Jared Diamond es fiable en todas las cosas que cuenta, es muy entretenido de leer y uno encuentra un gran placer en las explicaciones que da sobre algunas cosas.

Dejo para otro día el resumen de algunas ideas de Sociedades comparadas, un libro breve que recoge unas conferencias que dio en Italia. Gracias a su brevedad expone las ideas resumidas y eso me ayudado a entender mejor algunas que no había entendido leyendo otros libros suyos, más largos. Con esos me perdía y no cogía el hilo conductor. Aunque, claro,  los leí picoteando aquí y allá y así no hay manera.

Mirad que explicación más bonita de por qué los afroamericanos de Estados Unidos tienen mayor tendencia a la hipertensión por razón de la sal.

Nos encontramos, por tanto ante una paradoja. En el pasado los riñones que retienen la sal nos ayudan a sobrevivir; ahora contribuyen a matarnos porque ha cambiado nuestra forma de vida, sobre todo la ingesta de sal. Un ejemplo de esta paradoja es la población afroamericana de USA. Es la más propensa del país a padecer hipertensión relacionada con la sensibilidad a la sal. Si comparamos grupos estadounidenses emparejados por consumo de sal, veremos que el que presenta un índice mayor de hipertensión relacionado con la sal es el de los afroamericanos. ¿Acaso hay algo en su historia evolutiva que explique esa tendencia a la hipertensión sensible a la sal?
No estamos seguros de cuál es la explicación, pero a continuación indicamos la conjetura que se ha planteado. Pensemos en la historia de la población afroamericana. Proviene de África, principalmente del interior del continente, de zonas alejadas de la costa, donde, para empezar, al igual que en las tierras altas de Nueva Guinea, no había mucha sal. Los esclavos eran capturados por cazadores locales, conducidos a pie hasta la costa en condiciones climáticas tórridas y encerrados en barracones del litoral, donde sufrían todavía más calor, a la espera de que llegaran los barcos negreros. Durante todo ese tiempo no dejaban de sudar y perder sal, y seguramente algunos morían por los espasmos producidos por la carencia de esa sustancia. A continuación se les llevaba a la bodega del barco, con un calor igualmente sofocante, de modo que sudaban a lo largo de toda la travesía hasta el Nuevo Mundo, que duraba varias semanas. Las condiciones higiénicas de los buques eran espantosas. Las causas de muerte más habituales en las travesías de los esclavos eran la disentería y las enfermedades infecciosas asociadas a la falta de higiene. La disentería implicaba una pérdida de sal aún mayor debida a la diarrea, a lo cual habría que añadir la pérdida de sal a través del sudor generado por el calor. Cuando los esclavos llegaban al Nuevo Mundo, se les volvía a encerrar en barracones antes de conducirlos a pie a las plantaciones donde debían trabajar bajo el calor y en condiciones insalubres. Todo esto significa que una de las principales causas de muerte entre los esclavos era la pérdida de sal debida a la sudoración o la diarrea. Aquellos cuyos riñones no eran especialmente eficientes en la retención de sal solían fallecer por la pérdida de esa sustancia. Solo tenían posibilidades de sobrevivir aquellos con riñones que retuvieran mejor la sal. De ahí que con toda probabilidad la historia de la trata de esclavos seleccionara a personas cuyos riñones tuvieran una capacidad enormemente elevada de retener sal, mucho mayor que la de otras poblaciones humanas. Los riñones con esa capacidad eran esenciales para sobrevivir en condiciones de esclavitud. Sin embargo, hoy en día, cuando los descendientes de esos esclavos tienen un acceso ilimitado a la sal, sus riñones, antes beneficiosos, conducen a tasas mayores de hipertensión arterial relacionada con la sal y de accidente cerebro-vascular. 

Sociedades Comparadas. J. Diamond.  p. 141 DEBATE.

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