03 enero, 2016

Ser culto... ¿une o separa?

En los diecisiete días que mi padre pasó en la residencia este verano no consiguió congeniar con nadie. Durante las comidas intentó conversar con otros ancianos pero con poco éxito. Hablando conmigo despotricaba contra ellos, quejándose de que respondían con monosílabos a sus preguntas. Sabiéndose más culto que la mayoría allí dijo una frase que aún me sorprende.

No tiene uno nada en común con ellos...

y luego:

...salvo, claro, que son hijos de Dios.

La frase es un disparate. Por un lado mi padre ve la distancia cultural que le separa de ellos y por otro concede que, naturalmente, son seres humanos, como él.

¿No es ese vínculo mucho más fuerte que cualquier otro?

¿Acaso la mayor cultura de mi padre no debería hacer más compresibles a los otros y de ese modo más cercanos? ¿Qué cultura es esa que en lugar de mostrar los grandes vínculos que nos une a cualquiera los difumina? ¿Qué mayor comunicación puede lograrse que la de ser hermanos, todos hijos de Dios?








..........
Ya lo sé, mezclo una visión religiosa con una puramente humana, pero no importa para lo que digo. 

4 comentarios:

  1. Me identifico con tu padre totalmente. Me cuesta encontrar vínculos de unión con mis compañeros de instituto de los que me considero muy lejano, a pesar de tener todos títulos universitarios, así que no quiero pensar qué tendría que hablar con un colectivo con el que me uniría solamente la edad. Soy misántropo, solo algunas personas me caen bien por un tiempo. Me desagradan los grupos, las asociaciones, los conglomerados, me gusta estar solo y quiero ser aventado cuando muera en un sitio en que esté solo con el mar y la playa. Nada de nichos colectivos, ni clubes de fútbol ni sociedades gastronómicas. Puedo entender a tu padre. Hay personas que somos impares. ¡Qué tortura aguantar a los demás y que no tengan nada que ver contigo! Y aunque tengan que ver... ¿Altivez? Puede. ¿Soberbia? Puede. ¿Narcisismo? Puede.

    ResponderEliminar
  2. Mi padre lo planteaba en términos religiosos. Yo pienso: Si la distancia cultural no puede ser salvada por la hermandad religiosa… triste religión la nuestra.

    Yo lo planteaba en términos humanos: Si nuestra cultura (que pretende conocer más al ser humano, comprender sus anhelos, sus pasiones, sus miedos, sus ambiciones…) no logra acercarnos a los demás… triste cultura la nuestra.

    Si leer a Cervantes, Shakespeare, Victor Hugo, Balzac, no te ayuda a convivir con tus compañeros de trabajo… a la mierda con los clásicos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿Por qué? ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra? Me gustan los clásicos (o algunos clásicos) pero no me gusta la humanidad. Encuentro con algunos de ellos mucha mayor afinidad que con muchos de los seres reales con que me encuentro cada día. Yo no espero gustar a todo el mundo. De hecho hay mucha gente que no me soporta y lo considero normal. ¿Por qué hemos de aguantar lo que no nos gusta? Me gusta Shakespeare pero no mis compañeros del departamento de al lado. ¿Por qué habrían de gustarme? Ni yo a ellos. Nos soportamos y eso basta. Entiendo a tu padre. Yo comprendo a la humanidad pero lejos. Es una empatía a distancia. Creo que tienes todavía mucho que aprender de tu padre. Como yo aprendí del mío al que no hice otra cosa que combatir en vida.

      Eliminar
  3. Si la lectura de Shakespeare no te sirve para comprender a los demás seres humanos, incluidos tus compañeros, no te sirve para nada. La cultura, y en este caso la literatura, (tú lo sabes mejor que yo) ayuda a conocer mejor a la humanidad. Nos descubre que todos estamos hechos de la misma pasta. En los tiempos del Lazarillo, de la Celestina, del Quijote (con todos los condicionantes y diferencias históricas que sea necesario señalar) los seres humanos vivían las mismas pasiones que hoy. Y eran amantes, embusteros, leales, avariciosos, valientes, retorcidos, generosos, tramposos, honrados, degenerados…
    Como ahora. Ya digo, con todas variantes que quieras caracterizar cada época.

    Parece deseable que los seres humanos nos llevemos bien. El inculto, el ignorante, quien vive esas pasiones sin distancia, entregados a ellas, sin reflexionar lo más mínimo, es natural que piense que su enemigo es un ser despreciable y completamente distinto de él. El que conoce a la humanidad porque ha vivido muchas vidas a través de la literatura sabe que las pasiones son similares en todos nosotros. Parece natural que eso le lleve a la empatía. La literatura nos hace más fácil conocernos a nosotros mismos. Y a los demás, porque no somos muy distintos. Es cierto que muchas cosas nos separan, pero si una persona culta no sabe encontrar aquello que le uno a un ser humano cualquiera… se podía había haber ahorrado todo su “sabiduría”.

    Por cierto, yo no digo que a mi padre le pasara y a mí no me pase. Estoy hablando sobre la cultura y su valor. Si la cultura no favorece que vivamos en mayor armonía… no me interesa. No me parece conocimiento ninguno. ”Si tú no tienes felicidad… de sabio no tienes ná.”

    ResponderEliminar