31 octubre, 2015

Más sobre "Biografía del silencio".

He terminado de leer Biografía del silencio. Es muy corto. Me sorprende que Pseudópodo no haya hecho una reseña en su blog, aunque ha dicho que lo ha leído (¿o ha sido solo la mitad?). No creo que haya leído nada más profundo en todo el curso. Me extrañaría que no hubiera comenzado a meditar. Quizás lo hacía ya antes y no lo haya contado.

En Buscandoleonesenlasnubes, el webmaster va a dedicar tres programas al librito. Estoy deseando escucharlos. Ya conoceré todos los textos que sean leídos allí pero seguro que me ayudará volver a escucharlos. Biografía del silencio es un libro para releer.

Por otra parte, sigo meditando. Debo llevar cuatro o cinco días. He aumentado mi tiempo diario a quince minutos. Sé que es un tiempo ridículo, pero tengo miedo de empezar con mucha fuerza y desinflarme enseguida. Por eso quiero comenzar muy poco a poco. Los montañeros dicen que en cualquier subida hay que iniciarla como un viejo para terminar como un joven. Quizás dentro de quince días haya olvidado todo esto de la meditación y no vuelva a hablar del asunto. No quiero que sea así. No creo que sea así.


Quería terminar con un fragmento del libro, pero no me decido por ninguno. Os avisaré cuando empiecen los programas de radio que os he nombrado, para que los escuche el que tenga curiosidad. 

3 comentarios:

  1. Mi experiencia varios años con la meditación - a la que quiero volver- me aconseja algunas cosas. No es fácil hacer meditación uno solo con asiduidad, se termina dejando fuera del impulso inicial a las pocas semanas. Por otro lado, en la meditación es esencial la postura. La postura para la meditación es esencial, así como el ambiente en que se realiza. La corrección de la postura tiene un valor importantísimo. Requiere de tensión y distensión. No es fácil. Por lo tanto, no creo que puedas persevar demasiado en este intento. Te aconsejo que busques un grupo que practique meditación en tu ciudad. Ello te permitiría conseguir el hábito de hacerla con frecuencia, fuera de este inicio, y corregir la postura. El tipo de meditación eso ya depende de ti. Yo la practiqué en un grupo de Zen. Seguro que en tu ciudad lo hay. Te crearía un hábito como ir al gimnasio y a la vez, un factor, nada desdeñable, no hay la misma energía ni concentración cuando lo hace uno solo a cuando participa de una ceremonia, sí, ceremonia o rito, entre un grupo de personas. Pero bueno, esto depende de ti. Solo hago que expresarte mi experiencia. Hacía meditación tres veces por semana. En casa raramente lo he hecho, fuera de alguna situación aislada.

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  2. Muchisimas gracias por los consejos. De verdad.

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  3. Fíjate que ahora mismo tengo el libro de d’Ors en la mesilla. Me gustó mucho, y de hecho es el único libro que he regalado últimamente.

    Yo creo que su mayor encanto es la sencillez, la inmediatez con la que parece estar escrito (pero es engañosa, porque escribir así no es nada fácil y seguro cada capitulito lo ha corregido y reescrito muchas veces hasta conseguir esa sencillez).

    La idea de la meditación lleva atrayéndome desde hace muchos años. Acabo de ver que en 1988 compré “Cómo meditar” de Lawrence LeShan (editorial Kairós), que si no está agotado te puede sugerir muchos consejos prácticos. Lo mejor es que, aunque no recordaba casi nada ¡lo tengo subrayado de principio a fin! Recuerdo que por entonces –estaba haciendo la tesis y fue un periodo difícil- sí que practiqué alguna de las técnicas que recomendaba LeShan, por ejemplo, mirar con toda la atención un palito que había recogido al pie de un árbol. No sé cuánto tiempo lo estuve haciendo (eso y otras cosas parecidas), unos meses supongo, pero lo abandoné.

    Unos años después (todavía no había acabado la tesis) leí varios libros de Anthony de Mello (supongo que lo conoces), y alguno daba consejos prácticos y sugerencias de meditación. Se titulaba Sadhana, un camino de oración (de ed. Sal Terrae). Me gustaba en la teoría de Mello, pero no lo puse mucho en práctica (por cierto, hay por ahí grabaciones de sus charlas, muy aconsejables también para el inglés...)

    Luego lo fui dejando: me interesaron Chesterton, C.S. Lewis y supongo que al casarme pasé a una etapa de menos angustia. Ahora llevo tiempo pensando en que debería volver a hacerlo, que en realidad es más necesario que en aquella época porque ahora estoy (como todo el mundo) más disperso en esta sociedad de la distracción. Y porque también soy más viejo y los días se me pasan más rápido y quiero que dejen algún poso.

    Lo que no dije es que el libro de d’Ors lleva como un mes en la mesilla y ya está criando polvo…

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