17 octubre, 2015

Buenos y malos profesores.

Se puede hablar del sistema educativo en general y sacar conclusiones, pero con independencia de eso, hay profesores buenos y profesores peores. Seguro que esto no os pilla de sorpresa, pero esta idea tan sencilla la he vivido como una jubilosa revelación este año, con mi nueva profesora de inglés. A su lado, el del año anterior era mal profesor. Muy malo.

Se nota en lo que les exige a los alumnos. La actual nos manda hacer en casa todo aquello que, con el libro, podemos hacer en casa. En clase se revisa lo hecho y se preguntan dudas. ¿Cuánto tiempo perdimos el año pasado en hacer durante la clase cosas que podíamos haber hecho como deberes? En las prácticas de speaking, cuando tenemos que hablar entre nosotros, ella se pasea por entre las mesas, anota errores que nos oye y al final los corrige en la pizarra para todos. El profesor anterior aprovechaba estos ratos para pensar en sus cosas o preparar los siguientes ítems de la lección.


Viendo dar clase a otros aprendo lo que se debe y no se debe hacer. Este año voy a aprender mucho. Y no solo inglés.

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