29 marzo, 2015

Puestos a ser infiel.

Paseaba este verano con mis amigos de Arenas. Con los que hice parte del Camino de Santiago. Varones de mi edad, más o menos, con mujeres de mi edad.

Uno de ellos, supongo que en un contexto en el que venía a cuento, dice algo así: Podéis estar tranquilos, tened la seguridad de que aunque me quedara a solas con cualquiera de vuestras mujeres nunca cometería adulterio con ellas.

Esto no lo dice como un chiste. Tampoco lo dice como un desprecio hacia ellas. Como el que dijera “tranquilos que no me gustan nada de nada”. Lo dice completamente en serio, para que confiemos en él. Y el otro amigo asiente. Repite lo mismo para sí mismo también completamente en serio.

¿Ser infiel a mi mujer, con la que estoy bien, con una mujer de la edad de mi mujer? Es de locos. No se me pasaría por la mente ni aunque viviera cincuenta veces.

Me siento tan alejado de su modo de sentir que no me atrevo a decir nada. Sus frases son tan sinceras que me doy cuenta que si hablo no voy a ser comprendido. Pero lo que hubiera dicho habría sido:


Tampoco yo estoy pensando en cometer adulterio, pero en caso de hacerlo lo intentaría con vuestras hijas (27 y 30 cada una), no con vuestras mujeres.

Podía haberlo dicho como un chiste pero no creo que les hubiera hecho gracia. 

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