Poemas no nostálgicos de Eloy Sanchez Rosillo.
No le entusiasmó a Pseudópodo Sánchez Rosillo según nos decía en el comentario a la entrada anterior. Demasiada nostalgia.
Llevas razón, hombre. Pero si a un poeta le quitas la nostalgia... ¿Qué le queda?
Le quedan cosas como esta:
EL SECRETO.
Por si acaso se asusta la alegría
y se apresura a irse,
se la escondo a la gente y no le digo a nadie
que ha llegado a mi casa después de mucho tiempo.
Hablo con ella, y con frecuencia verla
de nuevo tan cercana
me hace llorar, y río.
Después la dejo sola y yo me voy
a la calle muy serio.
A nadie le diré que ha venido a mi casa.
Espero que esté aquí cuando regrese.
O como esta otra:
CANCIÓN DE MARZO.
Abrí el balcón y vi la maravilla:
estaba ahí la primavera.
¿Cómo pudo ser todo así, tan simple?
Algo raro ocurrió.
El balcón de una casa
cualquiera, en una calle
de una ciudad cualquiera.
Abrí y miré. Eso tan solo hice.
Y sucedió el prodigio.
Qué cosa tan extraña.
Mi casa era un palacio.
Yo era el rey de la vida.
El balcón daba a marzo,
a un día de jilgueros.
Están sacados de su libro "LA CERTEZA". Sanchez Rosillo varía bastante de unos libros a otros, o de unos poemas a otros. Con respecto a su fe en la vida, me refiero. A veces está cenizo el hombre. "Sentimos frío y respiramos muerte" termina un poema.
La certeza, sin embargo, es un libro optimista. Pseudópodo, imagino que tardarás en volver a tener ocasión de dedicarle tiempo pero si un día puedes... prueba con La certeza.
Unos y otros poemas a mí me gustan bastante pero pese a lo que que dice Fernando Aramburu no termina de parecerme un poeta absolutamente logrado y redondo.
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