01 diciembre, 2015

Aprendiendo.

Algunos días mi mujer tiene algún motivo para faltar a la cita con el psicólogo y charlo solo con él. En solitario, la sesión aún me resulta más beneficiosa.

Quizás si expongo aquí lo que aprendo os resulte vano o inútil para vuestras vidas. Lo haré aun a riesgo de que no comprendáis la importancia profunda que tiene para mí.

Si no puedes acercar tu yo al superyó, quizás te sea más fácil aproximar tu superyó al yo.

He vivido toda mi vida con un juez muy severo juzgando mis actos. Siempre pidiendo más, siempre castigando, siempre dando una otra vuelta de tuerca para convertir mi último acto bueno en algo malo, porque no había sido hecho con pureza de intención o por cualquier otro motivo. Tras cualquier acto, la autocrítica, la censura, la flagelación porque siempre se podía hacer más o mejor. 

¿Y si hiciera desaparecer al juez? ¿Y si comprendiera que las cosas están bien así? ¿Cómo sería la vida si pudiera simplemente vivir, sin pensar a cada momento… qué mal lo hago, cuanta imperfección… qué limitado soy, qué pobre, qué majadero…?

Aceptarme como soy. Ya está. Aceptarme.




………………..
En lenguaje religioso esto podría decirse de la siguiente manera.
Dios me ama.
Pero no es que me ama si obro bien, que es lo que siempre por equivocación he creído. Me ama. Simplemente. Me ama. Todo está bien. Puedo vivir feliz.

Dios me ama haga lo que haga. Dios me quiere como soy. 

2 comentarios:

  1. O sea, sé tú mismo. A no ser que puedas ser alguien mejor.

    ResponderEliminar
  2. Porque vas al psicologo?

    ResponderEliminar