18 octubre, 2015

A vueltas con la vergüenza. (y el remordimiento)

Sigo dándole vueltas al problema del "remordimiento". ¿Es un sentimiento positivo porque ayuda a evitar las malas acciones?

El psicólogo dice que no. Pero su idea no me convence.

Muchas veces actuamos bien por evitar la vergüenza o la culpa que generaría hacer lo contrario.

En el último camping que estuvimos, si alguien te visita tiene que pagar como una persona más, como si estuviera acampado. Estar una hora es gratis, pero si pasa más tiempo tiene que pagar. Un amigo, que nos visitó, se preguntaba si debía pagar o esconderse en nuestro coche para entrar y no hacerlo. Se sentía llamado a pagar por una sola razón: Tenía mucho miedo a ese embarazoso momento (posible, aunque no probable) en el que un vigilante, ya dentro y con nosotros, le pidiera cuentas por no haber pagado.

Es decir, si no fuera por no ser avergonzado mucha gente se colaría en el metro, robaría en los supermercados, copiaría en los exámenes, y mil cosas similares que la gente no hace por miedo al castigo. La culpa no es sino una vergüenza ante ti mismo. Un castigo que queremos evitar.

2 comentarios:

  1. Yo tengo una relación patológica con la culpa, así que no creo que sea buen intérprete de su sentido. Lo que sí es evidente es que hay personas con más sentimiento de culpa que otras. Si no, las personas públicas implicadas en casos de corrupción y otros delitos vergonzosos, no se sentirían aparentemente tan seguras como para afirmar que no tienen nada de que arrepentirse. Yo tengo infinidad de cosas de qué arrepentirme. La lista sería larga. Me pregunto si yo soy un caso especial de ser erróneo o si tengo un sentimiento demasiado desarrollado de forma patológica que es lo que creo. Hay personas que carecen de este sentimiento, de culpa, de remordimiento, de vergüenza porque si no, no se entiende el mundo.

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  2. Por cierto, al final no pagó. Todos le convencimos de que no lo hiciera y mi mujer entró con el coche sin pararse en recepción. Aunque yo le advertí: te digo esto porque yo no voy a ser el que pase la vergüenza. Si aparece el guardia yo me esfumo.
    También el consenso general (estábamos ocho más) supongo que hizo desaparecer el posible sentimiento de "soy un tramposo". Si nadie te ve como tramposo... vas a condenarte tú mismo.

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