La herencia.
Este verano he tomado vacaciones de padres porque casi no
los he visto. Llevamos a mi padre a una residencia para que estuviera más
atendido estos dos meses que estoy fueran de Salamanca, pero no se adaptó. Duró
exactamente 17 días. Antes de irme a Arenas buscamos dos mujeres que pudieran
atenderlo las venticuatro horas del día, trabajando como internas. Las
encontramos a través de Caritas. Son una nigeriana que va a diario y una rumana
para los fines de semana. Las dos contratadas con seguros sociales, sale por
una pasta pero todo ha funcionado muy bien desde entonces.
Ahora que nombro lo de la pasta voy a hablar de la herencia.
En realidad yo nunca he pensado en la herencia, no creo que ninguno de mis
hermanos lo haya hecho. Tenemos nuestros trabajos independientes y en principio
no necesitamos nada más. Sin embargo, ahora que conozco los ahorros que tienen,
sí se me ha pasado por la cabeza qué podremos hacer con lo que nos toque. Puede
pareceros de mal gusto pero supongo que cuando la muerte de los padres, por la
lógica de los años, se acerca muchos hijos piensan en lo que les va a quedar.
Como no necesito ese dinero puedo vivir sin pensar en ello.
Pero compadezco a los que tengan padres viejos con alguna herencia y necesiten dinero.
Creo que mis hijas no tendrán que luchar por ninguna herencia. Simplemente no la habrá. La herencia que les habremos dejado y que ha costado los dos riñones es la educación de lujo que han recibido. Mi padre todavía luchó por que sus hijos recibiéramos alguna herencia, pero tengo la impresión de que eso es algo del pasado. Pero sí, no hay frutos más envenenados que las herencias entre hermanos. Tienes razón.
ResponderEliminarSeñor patatitas, ¿ha pensado usted que podría morir antes que sus padres?
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