¿IR AL PSICÓLOGO? Claro que sí.
Hemos tenido nuestra séptima sesión con el psicólogo.
Estamos ambos muy satisfechos. Yo siempre voy un poco escéptico. A veces no
tengo nada que contar y creo que aquello no me me va a aportar nada y luego
salgo encantado. Nunca se lo hemos planteado como una terapia de pareja pero lo
cierto es que también nos ayuda a llevarnos bien entre nosotros porque al
tratar de la relaciones con los otros, la empatía, la simpatía, la trasferencia
emocional, el apego, el feedback negativo… son cosas que nos sirven para nuestra relación.
El hecho de aprender juntos las mismas claves para leer la
realidad emocional nos ayuda a entendernos mejor.
Hoy me ha gustado una distinción que él ha hecho entre
empatía y simpatía. Uno puede comprender lo que le pasa al otro, (empatía) pero
no tiene por qué sentir lo mismo que siente el otro (como cuando una cuerda
suena por simpatía con otra).
Cuando mi padre se queja de que le pican los ojos (síndrome
de ojo seco) lo que he de hacer es intentar comprenderlo y darle feedback, para
que se sienta comprendido, pero no se trata de que yo sienta pena o sufra por
él. Si le digo “tiene que ser muy fastidiado tener una molestia que no cesa,
entiendo que estés mal”, eso puede aliviarle, porque alguien lo comprende, pero
a mí no tiene por qué hacerme sufrir.
A mi mujer también le viene muy bien todo esto porque le cuesta
mucho sobrellevar las quejas constantes de su madre mayor. Hoy ha sido la
teoría, veremos qué tal nos sale la práctica.
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