03 mayo, 2015

"El libro de mi madre" de Albert Cohen.

He leído “El libro de mi madre” de Albert Cohen.  Merece la pena, es hermoso, aunque al final se me han ocurrido algunas cosas que me hacen distanciarme de él.

Albert Cohen hace un breve canto a su madre muerta. En poco menos de 150 páginas recoge recuerdos de su infancia, muchas vivencias que nunca volverán y nos cuenta el mucho amor que ella le mostró a lo largo de toda su vida. También algún episodio en el que la hizo sufrir, y del que ahora se arrepiente.

Por un lado es enternecedor lo mucho que el autor amaba a su madre y cuánto la echa de menos. Por otro lado, parece fácil amar a alguien que siempre estuvo plenamente dedicada a él. Era hijo único y el único motivo de vivir de su madre fueron él y su padre, es decir, su marido. No lo dice expresamente pero la madre debió morir de un ataque al corazón y no cuenta en ningún momento sus últimos días, seguramente porque su muerte fue rápida y no hubo agonía.

Mi experiencia, cuando en el futuro, -si Dios quiere- recuerde a mi madre será muy distinta, porque todos los últimos recuerdos, los más recientes, serán de una madre sufriente, una madre que no puede dar nada, sino solo recibir.  

Hay muchas cosas valiosas en el libro. Una es la descripción de lo que llama “pecado de vida”. También yo lo había descubierto, aunque no le sabía poner nombre. Los muertos mueren y nosotros seguimos viviendo y queriendo vivir. Decimos que los queremos mucho, pero no tanto como para sentir nuestra vida acabarse con la suya.

La impresión que me ha quedado al final es que el autor es un hombre amargado y desesperanzado. No puede creer en la fe de su madre (que era judía) y aunque alguna vez intenta rezar, no hace más que repetir que su madre está muerta, que está bajo la tierra y que nunca más volverá a verla.

La obra deja un sabor amargo. En realidad ya se veía esa amargura desde la primera frase.

“Cada hombre está solo y a nadie le importa nadie y nuestros dolores son una isla desierta”. 

Yo creo que merece la pena leerla, aunque no me identifique plenamente con su autor. 

2 comentarios:

  1. Además comienza con una contradicción, no? Porque a él le importaba su madre hasta el punto de escribirle un libro.

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  2. No lo voy a leer, pero ese arranque bien merecería una lectura. Un buen pesimista vale más que toda la patulea de Paulos Coelhos que quieren poblar el mundo y las redes sociales. Me gusta pensar que no hay esperanza. Alguien que comience así, bien merece una atención. En cuanto a las madres, ayer era su día, prefiero una madre mala antes que esa filosofía de dignificar la renuncia a la maternidad. Para mí, puede que sea muy personal, no tiene el mismo valor una vida en que alguien ha tenido hijos que alguien que por comodidad ha renunciado a tenerlos. Es tan cómoda la vida sin responsabilidades... Además hacia el año 2050 la sociedad será anciana y no habrá niños ni jóvenes. Bien por las madres aunque sean complicadas.

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