Viaje a Madrid 3.
Faltaban unos minutos para que se acabara la sesión de tarde en el Museo del Prado. Pronto los celadores empezarían a echar a la gente. Ella era arte en estado puro y los vivos colores de Rembrant se avergonzaban a su lado. Me acerqué y le dije.
Sabes que aquí no se pueden hacer fotos ¿Verdad?
Me miró extrañada y miró el móvil que llevaba en la mano, como diciendo... pero si no he hecho ninguna.
Y entonces le aclaré: No. Si soy yo. Como no puedo hacerla aquí, ¿me darías permiso para hacerte a ti una cuando salgas?
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