22 abril, 2014

Fingir el amor. (ante uno mismo).


Pasamos muchos ratos con otras familias, cuando vamos juntos a algún camping con las caravanas.
Me llama la atención el modo como una mujer riñe a su hijo. Le pide que haga algo y su hijo se resiste. Entonces ella con gran desprecio le dice “qué vago eres”. Pero no le obliga a hacer aquello que le ha pedido sino que lo hace ella. Es un gran error. ¿De qué sirve decirle que es vago si no lo sacas de su vagancia?

A las pocas semanas de observar este hecho me doy cuenta de que es exactamente lo mismo que hago con mi hija. La veo dedicar muy pocas horas a sus estudios. Cuando la veo en casa con el móvil o delante de la TV me pongo malo pero lo único que hago es decirle “Estudias muy poco”. “No te veo estudiar nunca” “¿Cuándo vas a leer el libro que te han mandado?”. Pero le permito seguir en su indolencia.

He estado pensando cual es el mecanismo inconsciente por el que hacemos lo que hacemos.

Obligarla a estudiar sería mucho más trabajoso, para mí, que hacer lo que hago.Por ejemplo, sacarla de la cama por las mañanas y obligarla a que se vaya a una biblioteca desde las 9 de la mañana, aunque luego no tenga clase hasta las 12.

¿Por qué, entonces, le reprocho su conducta constantemente? Para sentirme buen padre. Para creer que me preocupo por ella. Mis reproches le valen de muy poco a ella. Seguramente de nada. Al único que le sirven es a mí. ¿Podría un buen padre ver como su hija desperdicia su vida sin sentirse mal? No.
Envenenarme la sangre y reñirla es la manera de engañarme a mí mismo “pensando que la quiero” sin tomarme el esfuerzo de “quererla realmente”. 





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Estos cuatro días que viene tomaré vacaciones del blog y no escribiré nada. 

3 comentarios:

  1. Pues es una pena, lo de no escribir. En mi opinión puedes hacer muy poco, podemos hacer muy poco. Quiero decir que lo que hagas tendrá muy poco efecto sobre el resultado. Solemos creer que no, que su comportamiento, sus decisiones vienen determinadas en un 90% por los actos (o no) de sus padres. Es mentira. Vanidad nada más.

    Yo he tenido suerte, pero solo es eso: fortuna.

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  2. Seguramente llevas rszon. Una vez felicité a unos padres por lo estudioso que era su hijo y me dijeron q no era merito suyo. Q tenían otro mayor q nunca quiso estudiar y ellos nunca habían hecho con el pequeño nada diferente.

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  3. En todo caso yo siempre tengo sentimiento de culpa.

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