No soy solo una cara bonita
Fue en el hostel en el que nos hospedamos en el viaje a
Nueva York.
Por la noche, con la familia ya cansada de las caminatas por
la ciudad, yo solía bajar al salón social, el salón donde había wifi, para ver
si allí podía practicar algo de inglés.
En una ocasión hablé con una chica israelí que dijo no haber
estado nunca en España pero sí en Cataluña. Tras aclararle yo que Cataluña era
España ella me contó que los catalanes con los que allí habló allí le dijeron
que no lo era.
Esa misma chica me contó la cantidad de tiempo que los
jóvenes (hombre y mujeres) sirven allí en el ejército. Ya no recuerdo la
cantidad de meses –que eran años- pero me parecieron una barbaridad. Sorprendido
yo del sacrificio tan enorme que tenían que hacer, ella lo justificó con una
frase sencilla que entendí perfectamente. “No army, no country”. Si no hay ejército
no hay país.
Pero no era de esta mujer de la que quería hablar sino de otra,
que, creo recordar, conocí en otro rato. Fue una joven de peinado muy llamativo
que, aunque a mí no me parecía guapa, se presentó como modelo publicitaria. Inmediatamente
me aclaró que por las tardes cursaba estudios de no se qué. Y luego dijo algo
así como “I am not just a pretty face”. “No
soy solo una cara bonita.” Desde mi punto de vista, ya lo he dicho, sobraba el “solo”.
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