19 julio, 2013

Si actúo correctamente no sufriré daño.

Leo sobre un mecanismo psicológico del que nunca había oído hablar.

Echarnos la culpa de los males que padecemos nace, a veces, del deseo de creer que podemos evitarlos.
Si sufrimos un daño porque hicimos algo mal, en nuestra mano está remediarlo para el futuro. "Si me corrijo no me volverá a pasar."

Lo que mucha gente no quiere aceptar es que sufrir daño tiene muchas veces que ver con causas ajenas a la propia voluntad. Estamos a merced del azar, de la naturaleza ciega, de la vida extraña.

Las explicaciones sobre la crisis podrían dividirse en dos grupos: los que le echan la culpa a los malos (bancos, políticos, capitalismo...) y los que la quieren distribuir entre toda la sociedad. Esta segunda (que es la que a mi me pide el cuerpo) podría tener que ver con esto que he explicado.

La primera puede tener que ver con querer que el mal nos sea ajeno e inmerecido.

7 comentarios:

  1. La sociedad tiene la culpa por mantener un sistema injusto y por tolerar la corrupción y la ineficacia política.

    Pero desde luego yo, que además jamás he pedido un céntimo a un banco, no tengo la culpa de que el sistema bancario se haya hundido y de que estemos pagando una deuda inmensa para salvarlo. Más de 43000 millones de euros al año para pagar los intereses (¡los intereses!) de una deuda generada fundamentalmente por agentes privados: empresas, bancos y hogares. O sea, no por "toda la sociedad".

    Lo que me faltaba ya era encima sentirme culpable.

    ResponderEliminar
  2. Me ha quedado muy brusco el comentario, perdón. Pero vamos, que yo no me siento culpable. De hecho, el hacer que la gente se sienta culpable es el primer paso para pedirle resignación. Estaba en el plan desde el pricipio ("hemos vivido por encima de nuestras posibilidades", etc.).

    Claro, que entiendo que los que votaron al PP tengan remordimientos ahora mismo ;-)

    ResponderEliminar
  3. Yo vote PP en anteriores convocatorias pero en la última vote a UPyD
    :)


    ResponderEliminar
  4. Lo que sucede es que una sociedad es muy compleja y todos los agentes tienen su influencia. No hay duda de que algunos tienen muchísima y otros muy poca, pero está claro que todos contribuimos a crear cierto clima.

    ResponderEliminar
  5. Por ejemplo, el ciudadano normal puede evitar pagar impuestos. Es lo que parece que pasaba en Grecia, ni dios pagaba. Un sistema así no se puede sostener.
    Otro ejemplo. Hay que gente que compraba un piso y luego lo vendía mucho más caro para comprar otro. (yo he he comprado dos y nunca he vendido ninguno). Cada persona que hace eso está contribuyendo a la burbuja inmobiliaria. Los pisos valen cada vez más no solo porque las inmobiliarias los venden más caros sino porque todos los particulares que venden quieren sacar beneficio.

    ResponderEliminar
  6. Desde luego no todos tenemos la misma influencia en la sociedad pero a la vez que todos somos sujetos pasivos y somos movidos por las corrientes sociales (la tendencia a tener vivienda propia, por ejemplo) también somos sujetos activos y con nuestras conductas influimos en el conjunto.
    La sociedad es como un gran tablero de ajedrez. El movimiento de cualquier pieza modifica todo el tablero. Si se mueve una dama el cambio es muy grande, pero si se mueve un peón también cambia toda la situación. Cierto es que el símil, aunque creo que es válido, no guarda la proporción correcta con el poder que tiene un ciudadano concreto en la sociedad.
    El poder de los ciudadanos es muy pequeño pero muchos ciudadanos haciendo lo mismo en la vida diaria (en realidad no somos casi nunca muy originales) movemos montañas en una dirección o en otra.

    Los que más se habrán beneficiado de eso de vivir por encima de las posibilidades son los ricos pero también todos los que cobran de los ricos. Por ejemplo, muchos obreros ganaban sueldos altísimos en la construcción haciendo obras faraónicas de esas que se pagaban con dinero público. Claro que es un disparate hacer aeropuertos en determinados sitios pero los que han ganado dinero con eso no solo han sido los ricos sino muchísima gente -trabajadores- a las que llegaban los beneficios de ese dinero malgastado.

    ResponderEliminar
  7. En realidad no estoy del todo en desacuerdo contigo en lo que respecta a las responsabilidades individuales... lo que ocurre es que en tu símil de la partida de ajedrez, no es sólo que unos sean peones y otros damas, sino que además estos últimos pueden cambiar las reglas durante la partida, siempre a su favor. La relación es tan desigual que no tiene sentido juzgar a unos y a otros con los mismos parámetros.

    Esto por un lado. Por otro lado, lo cierto es que esos cuya actitud pensamos ahora que ayudó a inflar la burbuja y a agravar la crisis, esos que decimos que vivieron por encima de sus posibilidades, eran gente “de bien”, buenos ciudadanos que actuaban con el beneplácito del sistema: los bancos les prestaban dinero, el estado los premiaba con la desgravación de impuestos por sus hipotecas (a los que alquilamos no nos desgravaban ni un duro), la gente del entorno los alentaba porque comprar era una actitud responsable y seria, frente a la de los irresponsables que “tirábamos el dinero”… Claro, hubo quien especuló con la vivienda y eso está muy feo, decimos ahora. Y estaría feo pero quién lo hacía tenía también todas las bendiciones de los señores de los bancos que prestaban dinero sin preguntar, de los gobiernos locales que fomentaban la construcción sin ninguna planificación y del estado que lo permitía. Si así se podía ganar dinero fácil y era legal, ¿por qué no iban a hacerlo? ¿No nos contaron que en el capitalismo cada uno tiene que mirar por su interés particular porque al final redundará – dice la teoría – en el interés de todos? Y los obreros que cobraban unos sueldos altísimos, ¿deberían haberlos rechazado? En definitiva, que esos miles o millones de ciudadanos que actuaron – según sabemos ahora – en contra del bien común, eran ciudadanos que simplemente no cuestionaron el orden de cosas, hacían lo que había que hacer, eran prosistema (llamémoslos así ya que a los que no actuábamos de ese modo nos llamaban antisistema), eran gente tranquila que quería prosperar. Asumamos que sin cierto grado de avaricia y de derroche el motor del capitalismo no funciona. Conclusión: era el propio sistema el que no miraba por el bien general. ¿Podrían esos ciudadanos haber actuado de otra manera? Por supuesto que sí, pero si algo hicieron mal los que fueron a por lana y salieron trasquilados fue creerse el cuento.

    ResponderEliminar