21 diciembre, 2012

DIARIOS DE TRAPIELLO, PROS AND CONS

Pasada la primera impresión (de admiración) tengo sentimientos ambivalentes hacia los diarios de Trapiello. Ya dije que las primeras doscientas páginas de “Apenas sensitivo” me entusiasmaron. Luego paré de leer ese libro, que es de los últimos porque quería leerlos por orden. Como ya había leído “El gato encerrado”, el primero, he continuado con el segundo (locuras sin fundamento, se llama), el tercero (el tejado de vidrio) y estoy con el cuarto (las nubes por dentro).

Cada tomo aumenta poco a poco en número de páginas. Ya he pasado de las 200 del primero a las casi 500 de este cuarto.

Lo que me gusta:

- Tiene pareja y es fiel a su mujer (nada deja suponer otra cosa) pero le gusta contar las mujeres que ve por la calle y de qué modo le gustan. Siempre lo hace de modo bastante disimulado. Sin ser directo ni primitivo. Como si tuviera miedo que su esposa pudiera enfadarse. Aunque creo que según van avanzando los diarios se envalentona. Como si hubiera notado que no se disgusta y pudiera ser un poco más claro.

- Recoge pequeños episodios de la vida cotidiana que ve en otros, o en sí mismo. Historias humildes apenas desarrolladas pero interesantes. Unas con más poesía que otras. Él le da mucha importancia a esto. Cree que incluir a alguien, una de esas anécdotas, en una novela es un modo de salvarla de la muerte (aunque creo que no lo dice así). Se supone que la vida pasa y pasa y pasa, posiblemente sin sentido. Y se supone que el buen escritor sabe atrapar pedazos de esa vida que queda redimida, salvada y elevada al ser incorporada a una novela. Trapiello considera sus diarios una novela en marcha.

- Tiene sensibilidad para la luz o para describir momentos de cierto misticismo. Lo llamo así pero en realidad son sencillamente momentos en que aprecia la belleza del presente –y lo cuenta-. Por ejemplo, el silencio en que se ha quedado su habitación con el sol de la tarde entrando por la ventana después de un rato lectura. Me gustan y reconozco que yo apenas tengo esos momentos. A mí no se me ocurre hablar de “la luz dorada” o de “una luz antigua” o fijarme mucho en el azul de los cielos. Son bonitos estos momentos poéticos. Nada más lejano a mi vida que ese éxtasis de la luz y de la nada de la vida. Pero me enseña a mirar la vida de otro modo y me gusta. Digamos que mi sensibilidad poética está sin regar desde hace años o que es como si probara un alimento que no hubiera probado nunca. Disfruto.

- Va cambiando de tema constantemente, con lo cual si una cosa te aburre en seguida se acaba y pasa a otra. Sin orden ninguno. Se pueden leer haciendo zapping pero no tiene sentido porque el orden de los asuntos que aborda es puro zapping.

- Me ha despertado curiosidad por leer a Baroja o a Azorín. Me ha llevado a releer “El libro del Desasosiego” de Pessoa.

- Me gusta el tono. Él también está orgulloso del tono. Tiene un aire melancólico y de derrota ante la vida. Al tiempo que de cierto disfrute de las cosas sencillas. Es curioso como el perdedor vende más que el ganador. Él precisamente les reprocha a algunos escritores querer ser éxitos de ventas y al tiempo ir por la vida de incomprendidos o derrotados. O una cosa o la otra, muchacho.

Lo que no me gusta.

- Los dimes y diretes entre escritores. Tiene que ser duro que tu trabajo (y en última instancia tu vida) dependa de lo que dicen otros de ti. Tu éxito como escritor depende de los juicios de los críticos, de las alabanzas o desprecios que hagan otros escritores de tu obra. Que te llamen para dar conferencias, escribir artículos o firmar libros siempre depende del juicio de los otros. Y aunque él no querría (tiene cierto gusto por la soledad y la vida retirada) se ve envuelto en esos amores y odios, rencores y envidias. Con premios nobel y académicos, con críticos, con otros escritores. Y a veces resulta mezquino. No estoy diciendo que yo no lo sería si mi vida dependiera tanto del juicio de otros. Pero no me hace bien sentir con él todas esas pugnas estériles.

Casi seguro que es en el prólogo de “Do Fluir”. (Si, lo reconozco, en la biblioteca he picoteado algunos de los volúmenes que le siguen) En ese prólogo se despacha a gusto contra un catedrático que desanimó a un alumno para que le dedicara una tesis a los diarios. “De la vida cotidiana es muy difícil que salga literatura”. Trapiello no se lo perdona. Trapiello sería mejor persona y más noble si pudiera mantenerse indiferente ante ese juicio y ese hombre. ¿Por qué no puede pasar? Me parece una mezquindad dedicarle un prólogo al susodicho. Y a veces como lector te ves envuelto en todos esos sentimientos que no te elevan nada sino al contrario.

- Que incluya frases de otros en su diario como si fueran suyas. ¿Por qué no pone comillas? Creo que es un truco. Su justificación puede ser que toda persona culta debe conocer esas frases. Con lo cual no engaña a nadie. Para él puede que sean harto conocidas –incluso para una persona culta- y nos diga que no pretende engañar a nadie. Las cita dando por supuesto que el lector sabe que son de Unamuno o de Baroja o de quien sean. Mentira. Mucha gente no las conocerá. Yo he reconocido algunas pero supongo que he leído otras muchas sin saberlo, por ignorancia.

Un ejemplo: Comienza un párrafo así: Han vuelto los vencejos. Las cosas naturales vuelven siempre. Es de una poesía de Unamuno. Yo la conozco por mi padre. Dudo que mucha gente la conozca. Sigue el párrafo con su rollo sin hacer alusión a Unamuno. Una trampa.

Otro ejemplo: A veces hace aforismos. Y habla mucho sobre “los aforismos”. A veces escribe una frase suelta, sin comillas, entre dos párrafos suyos: “Si el corazón pudiera pensar se pararía”. Yo me creo que es una frase suya. Luego me la encuentro en El libro del Desasosiego de Pessoa. A lo mejor es muy conocida pero ¿qué le costaría poner comillas? ¿No será que quiere dar gato por liebre al desconocedor y decir que se trata de un guiño culto al enterado?

Así he encontrado algunas más.

.................   Supongo que Pessoa es mucho mejor que él, claro. Pero la verdad es que he estado leyendo fragmentos de la prosa de Pessoa y Trapiello me ha enganchado más que el portugués.

4 comentarios:

  1. Aunque creo que según van avanzando los diarios se envalentona.

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  2. Al ritmo que vas con esos diarios creo que podrías llegar a los 50 libros :-)

    Yo tenía curiosiodad por Trapiello, porque varias personas que me parece que tienen buen gusto (o más bien, un gusto similar al mío) hacían grandes elogios de él. Así que te agradezco el comentario, aunque con lo que dices me quedo en el mismo punto: ni me anima ni me desanima, los pros se equilibran con los cons. A lo mejor lo echo un ojo estas navidades, que tendré cerca la biblioteca, pero creo que todavía no va a tocar, a lo mejor saco antes a Schopenhauer, que ese sí que tenía tono...

    Bueno, y feliz Navidad (que no falte).

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  3. Es muy interesante lo que dices. Yo no sabía que utilizaba frases de otros sin citarlos. Creía que todo lo que escribe es suyo salvo cuando habla de Juan Ramón (y otros) y los cita.
    También me gustan los momentos de éxtasis como esos de la luz en silencio.
    Este año 2012 me ha faltado algo al no tener un nuevo libro de sus diarios. Reviso en wikipedia que este hecho ya sucedió en este siglo tres veces: 2004, 2007 y 2010. A cambio me causa gran alegría saber que en 2013 se publicará uno nuevo con el título de "Miseria y compañia" que corresponde al año 2004.

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