04 noviembre, 2012

Átomos y bits


No soy nada fetichista. No comprendo a esas personas que porque les gustan mucho “Los Beatles” quieren tener una camisa de Ringo Starr o visitar la antigua casa de Lennon en NY o cosas parecidas. ¿Lo valioso que había en ellos no era su música? ¿A qué viene el interés por otros aspectos que no tienen nada que ver con la música? Nunca lo he entendido.

Escribiendo sobre el libro electrónico me enfadaba yo hace tiempo con los que le hacen ascos al ebook o a leer libros en el Ipad. Me preguntaba, retóricamente, si lo interesante que tiene un libro es lo que dice o el formato en el que está.

El otro día por casualidad (mirando en entradas antiguas) encontré una entrada de Pseudópodo en que decía esto.

“Un libro no vale solo por su contenido. Parte del placer viene de tenerlo en la mano, tocarlo, olerlo: de sus átomos, no de sus bits. Ya que no tenía tiempo de leer, ya que sólo podía hojear y captar casi al azar unos pocos bits de cada libro, por lo menos me quedaba entero el placer sensorial de los átomos.”

De pronto me convenció.

El discurso es conocido. Es el argumento que usan quienes quieren defender el formato tradicional frente al ebook. Pero de repente la formulación de esa dualidad con las palabras átomos y bits me descubrió una nueva manera de verlo.

Desde luego los libros son los bits no los átomos. Sin embargo los seres humanos somos corporales. Y la compañía del amigo no son solo sus palabras es también su presencia corporal. Somos cuerpo y eso de leer los libros sin cuerpo es desde luego una experiencia extraña.

Recuerdo que muchas veces, cuando en mi juventud estaba leyendo un libro que me gustaba lo llevaba conmigo al paseo, y aunque no lo hiciera con intención de leerlo, me alegraba saber que lo tenía conmigo como una compañía. Muda, es cierto, pero como una compañía. O como un amuleto protector.

El libro tradicional no solo son ideas o historias o cuentos, es también un objeto. Y los humanos vivimos entre objetos y parece que un libro desencarnado es menos libro. Comprendo que se pueda coger cariño a un libro. A sus átomos. Yo se lo he cogido a algunos.

Es distinta una carta que un email. Tengo la sensación que los mails los olvidamos antes. Yo he escrito muchas cartas y he recibido muchas. La carta permanece, es física y de algún modo sus átomos pueden acompañarnos también físicamente, aunque no pueda hacerlo la persona que la escribió. He escrito muchísimos emails y desde luego son más fugaces por su propio formato. Aunque yo los tenga guardados todos. La carta se relee, porque se vuelve a encontrar entre los papeles o sobre la mesa. Es difícil releer los mails. Al menos yo no lo hago.

Es verdad que los seres humanos vivimos en gran parte en el mundo abstracto de la cultura, de las ideas, de las construcciones conceptuales. Sin embargo, los átomos tienen una fuerza y una realidad insoslayable. Por eso no es tan fácil prescindir del formato tradicional del libro. Creo que el futuro, especialmente de la novela, está sobre una pantalla, pero al menos comprendo al que siente nostalgia del libro.

Es claro que los libros son ideas. Pero al mismo tiempo se entiende que le encontremos gusto a esa corporeidad del formato tradicional. Es, en realidad, la corporeidad que nos constituye.

1 comentario:

  1. pseudópodo8/11/12, 22:58

    Yo no lo he dicho en el blog, pero desde hace unos meses tengo un kindle y la verdad es que sigo leyendo sobre todo en papel. Los libros electrónicos, inmateriales, son muy convenientes, pero cuando los has leído se desvanecen, e incluso antes. Desde luego para los ensayos dejan bastante que desear. Ya no recordaba que hubiera escrito eso de los átomos y los bits… pero creo que es muy acertado lo que dices de las personas y de cómo te gusta la corporeidad del amigo (y no digamos de la amiga ;-) ).

    La corporeidad del libro también tiene su importancia, porque al darle materialidad le proporciona como un anclaje sensorial, en nuestro mundo, y de esa manera nos llega mejor. El papel es como el sacramento que hace visible lo invisible y de esa manera tiene una fuerza que si no no tendría… Hace tiempo que quería escribir algo sobre esto, a ver si cuando acabe los 50 libros.

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