21 febrero, 2012

La escalera de Wittgenstein.

Mis padres están viejos, la cuesta abajo ha comenzado para los dos, y eso me hace meditar mucho sobre la vejez y la vida. No quiero pensar en la muerte sino en el valor del camino que aún les queda pero no es fácil.

Yo no he leído el Tractatus (solo faltaría, con la cantidad de cosas vacuas que tengo para perder mi tiempo) pero hay una frase que recuerdo mucho. Wittgenstein dice que su obra no es valiosa en sí misma, es como una escalera, sirve para subir a otro lugar y una vez allí la escalera ya no vale nada y podemos tirarla.

Siempre me acuerdo de la escalera de Wittgenstein cuando encuentro los objetos del pasado. Tengo montones de escaleras inútiles que acumulo por casa y me resisto a tirar. Son objetos que fueron valiosos en su día y aunque  hoy carecen de sentido siguen por las estanterías de los armarios recordándonos la futilidad de la vida.

Todas esas escaleras herrumbrosas evocan otras “eras” en mi vida. Muchas de ellas son tan lejanas que ya no producen nostalgia. Son tan ajenas a la fase vital en las que me encuentro que casi podría decir que son las de un extraño. Unos apuntes de la carrera, por ejemplo, de hace 25 años. Están ahí delante de mí, físicamente tan reales como entonces pero absurdos hoy. Como la pieza suelta de un juego que ya no existe. Fueron camino para llegar donde estoy pero ahora me susurran, mudos, que lo importante e imprescindible de hoy también pasará como ellos pasaron.

.......................

Esta tarde he ido solo al estudio de mi padre, un piso aquí al lado donde pinta. O donde pintaba, lleva un año sin pasar por allí. Todo es allí pasado, carente de futuro. El sitio está bastante cochambroso y lleno de pinturas y mil cachivaches, sobre todo papeles garabateados con bocetos, muchos apuntes solo esbozados. Encontré entre todo aquello una carpeta con láminas de sus antiguos alumnos, láminas de dibujo técnico hechas hace más de treinta años, y pegada en la cubierta de cartón por dentro una lista con nombres de entonces y sus calificaciones. Otra escalera de Wittgenstein. Por un momento pensé  que quizá fuera fácil encontrar esos nombres en internet. ¿Con que fin? ¡Qué cosa más absurda!

El UBI SUNT es un tópico de la literatura. ¿Dónde se fue lo que ya no está? ¿Dónde iremos?

El tiempo es un misterio. Y yo deambulo en este post sin saber qué quiero decir exactamente ni dónde el tiempo me lleva.

No hay comentarios:

Publicar un comentario