Justo hace un año.
Como estoy sin ideas cuelgo aquí, una página del diario que hice los dos meses del verano. Se lo leo a mi mujer y le hacer gracia recordar justo lo que hicimos hace dos años.
8 de julio de 2014
Al ir a la playa encontramos un hombre que en el camino
vende coquinas y navajas. Está allí sentado junto a la carretera y allí pasa la
mañana esperando que alguno de los que van y vienen a la playa le compre la
mercancía. Compramos navajas y luego nos las comemos con ajo. Cinco euros y
medio, tres paquetitos. Nos sobran unas pocas para cenar.
Pilar calentó, de primero, unos canelones de carne, viene en
una cajita listos para servir. No me gustan mucho pero tengo hambre y los
agradezco. Además no quiero quejarme porque tengo que agradecer que ella se
ocupe de las comidas. Solo faltaría que además me quejara.
En el mar no nos bañamos porque el agua estaba muy fría. Nos
metimos hasta la rodilla. Pilar hasta la cintura. Hicimos propósito de volver
por la tarde pero nos alargamos mucho en la piscina por la tarde y ya no
salimos del camping.
A la piscina fuimos a echar la siesta, en el césped. Se está
muy a gusto. Allí sí nos bañamos. Hay un grupo de adolescentes que juegan sobre
un tablero a un juego de piezas blancas y negras, el GO. No lo conocíamos.
Al volver, cosa de las siete o las ocho me lío a recortar el
suelo que vamos a ponerle a la caravana. Se trata de medir y hacer todos los
recovecos para ponerlo sobre el suelo de la caravana. Me concentro más de dos
horas y no queda mal. Mientras tanto Pilar cose los Fosburis para cubrir las
ventanas y aislarla del sol.
Cenamos y nos vamos a duchar. Nos acercamos al bar donde
Brasil pierde por cinco-cero. Y es solo la primera parte. Volvemos a la
caravana y pasamos un buen rato al fresco de la noche sentados en el porche. Yo
aprovecho para enviar las cartas que debía a Catalina y a Pseudópodo. Las
escribí anoche una vez que Pilar se acostó.
Estos días no tengo que colgar nada en el blog porque tengo
unas cuantas entradas programadas que se cuelgan solas.
Vaya, no sabía que conocieras personalmente a Pseudopodo ni que intercambiaras correspondencia ordinaria con él. Debe ser un tipo interesante, por lo menos a juzgar por su blog.
ResponderEliminarCon Pseudópodo, he intercambiado bastantes correos. Mejor dicho, yo le escribía bastantes y él respondía cada tres o cuatro míos. ¿De dónde sacas lo demás?
ResponderEliminarY otra pregunta: Tu y yo no nos conocemos. ¿no?
No, no nos conocemos, no personalmente al menos, aunque soy habitual de tu blog y del de Pseudópodo como sabes, y hemos intercambiado muchos comentarios desde luego. Respecto a lo de Pseudópodo, me refería a que conoces su identidad real, más allá del nick del blog, y luego simplemente supuse que os conocíais personalmente, aunque efectivamente era mucho suponer.
ResponderEliminarUn saludo.