08 julio, 2015

Justo hace un año.

Como estoy sin ideas cuelgo aquí, una página del diario que hice los dos meses del verano. Se lo leo a mi mujer y le hacer gracia recordar justo lo que hicimos hace dos años. 


8 de julio de 2014

Al ir a la playa encontramos un hombre que en el camino vende coquinas y navajas. Está allí sentado junto a la carretera y allí pasa la mañana esperando que alguno de los que van y vienen a la playa le compre la mercancía. Compramos navajas y luego nos las comemos con ajo. Cinco euros y medio, tres paquetitos. Nos sobran unas pocas para cenar.

Pilar calentó, de primero, unos canelones de carne, viene en una cajita listos para servir. No me gustan mucho pero tengo hambre y los agradezco. Además no quiero quejarme porque tengo que agradecer que ella se ocupe de las comidas. Solo faltaría que además me quejara.
En el mar no nos bañamos porque el agua estaba muy fría. Nos metimos hasta la rodilla. Pilar hasta la cintura. Hicimos propósito de volver por la tarde pero nos alargamos mucho en la piscina por la tarde y ya no salimos del camping.

A la piscina fuimos a echar la siesta, en el césped. Se está muy a gusto. Allí sí nos bañamos. Hay un grupo de adolescentes que juegan sobre un tablero a un juego de piezas blancas y negras, el GO. No lo conocíamos.

Al volver, cosa de las siete o las ocho me lío a recortar el suelo que vamos a ponerle a la caravana. Se trata de medir y hacer todos los recovecos para ponerlo sobre el suelo de la caravana. Me concentro más de dos horas y no queda mal. Mientras tanto Pilar cose los Fosburis para cubrir las ventanas y aislarla del sol.

Cenamos y nos vamos a duchar. Nos acercamos al bar donde Brasil pierde por cinco-cero. Y es solo la primera parte. Volvemos a la caravana y pasamos un buen rato al fresco de la noche sentados en el porche. Yo aprovecho para enviar las cartas que debía a Catalina y a Pseudópodo. Las escribí anoche una vez que Pilar se acostó.


Estos días no tengo que colgar nada en el blog porque tengo unas cuantas entradas programadas que se cuelgan solas. 

3 comentarios:

  1. Vaya, no sabía que conocieras personalmente a Pseudopodo ni que intercambiaras correspondencia ordinaria con él. Debe ser un tipo interesante, por lo menos a juzgar por su blog.

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  2. Con Pseudópodo, he intercambiado bastantes correos. Mejor dicho, yo le escribía bastantes y él respondía cada tres o cuatro míos. ¿De dónde sacas lo demás?
    Y otra pregunta: Tu y yo no nos conocemos. ¿no?

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  3. No, no nos conocemos, no personalmente al menos, aunque soy habitual de tu blog y del de Pseudópodo como sabes, y hemos intercambiado muchos comentarios desde luego. Respecto a lo de Pseudópodo, me refería a que conoces su identidad real, más allá del nick del blog, y luego simplemente supuse que os conocíais personalmente, aunque efectivamente era mucho suponer.

    Un saludo.

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