04 mayo, 2015

El libro de mi madre 2

Ayer escribí sobre este libro.

El comienzo tiene fuerza, pero como con acierto comentaba Antonio resulta contradictorio. Si es cierto que a nadie importa nadie… ¿en qué queda la preocupación de su  madre por él? ¿Qué es lo que él sentía por ella?

Joselu dice preferir un buen pesimista que un optimista de escaparate. Posiblemente lleve razón si se trata de un pensamiento positivo vacuo. A Cohelo no lo he leído pero no me interesa. Coincido contigo, Joselu, en tu valoración positiva de la maternidad/paternidad. Creo que su desprecio es un signo del individualismo egocéntrico de nuestros tiempos
Pero en relación con el primer tema, creo que el pesimismo está sobrevalorado. Hoy en día, en general, se prefiere el no al sí. Yo prefiero a un buen optimista como W. Whitman que a un buen pesimista como T. Bernhard.Yo prefiero el sí a la vida que la vida no tiene sentido. Aunque también disfruto mucho leyendo cosas tristes y negativas, creo que es un vicio adolescente. Descansar en la amargura, lo llamaba J.A. Marina.

Volviendo a Cohen, a mí no me llena su actitud. Miro con ojos sospechosos el hecho de que solo haya vivido de su madre la cara más dulce, cuando ella estaba disponible para él siempre que la requería. ¿De qué manera hubieran cambiado sus sentimientos si hubiera tenido que cuidarla, verla envejecer, atenderla cuando ella ya nada podía darle nada? Un ataque al corazón es un modo muy trágico de perder una madre, por su rapidez, pero al mismo tiempo todos los buenos recuerdos quedan intactos.

¿Podré yo con los años tener recuerdos de cuando mi madre estaba bien? ¿O quedarán la mayoría sepultados por los tristes tiempos de la residencia?

Me entristece pensar que pueda llevar razón Cohen y que a nadie importe nadie, y aunque a veces así lo siento, en otros momentos tengo pruebas de lo contrario. 

2 comentarios:

  1. Joselu, reconoce una cosa. Hay una cierta incoherencia entre "me gusta pensar que no hay esperanza" y "me parece positivo tener hijos". Tener un hijo es una muestra clara de que se tiene esperanza. ¿Obligar a nacer hijos para la desesperación o la desesperanza?

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  2. No creo que hoy sea el mejor día para argumentar sobre este tema. Mi estado de ánimo coincide con el abatimiento.

    En todo caso, me atrae de este libro que habla de la verdad, de lo que se siente en realidad. Que se abre en canal. Hoy decía a mis alumnos de bachillerato que la verdad no interesa a nadie. Todos queremos que nos devuelvan una imagen benefactora de lo que somos y no soportamos que nos pongan ante otro espejo menos favorecedor. Que Cohen se haya atrevido a plasmar su visión nada idílica de su madre es duro pero real. Me atraen las personas que se dan caña y que se presentan en poses no exquisitas. Miradas crueles hacia sí mismo. La mirada de Cohen me parece que es, efectivamente, cruel consigo mismo y con su madre. Probablemente injusto. O no. No sé.

    Has encontrado un filón escritural en la decadencia y fragilidad de tus padres. Este diario da idea de tus arpegios personales al respecto. Tal vez puedas reunir material, si sigues indagando, para elaborar una obra abierta, descarnada sobre ser hijo ante la finitud de tus padres.

    El último año de vida de mi padre me pasé muchas horas con él en el hospital. Le puse el orinal, algo que me horrorizaba. Sentí su miedo, su perplejidad, su horror ante la muerte, su resignación ante el hombre violento que había sido conmigo. Yo no tengo demasiados buenos recuerdos de él, pero sí que me produjo ternura estos últimos años en que era ya anciano y apenas tenía fuerza. Él que había sido tantas cosas.

    Sobre el recuerdo que te quedará. Me temo que será todo inundado por los momentos finales o pronominales. Supongo. A menos que hagas un ejercicio de introspección para rescatar al hombre que fue tu padre y la mujer que fue tu madre cuando eran seres enterizos y no maltratados por la enfermedad.

    Escribir sobre el padre o la madre es todo un género literario de gran dimensión y densidad. Ahí tienes la Carta al padre de Kafka.

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