10 mayo, 2017

La mente de mono.

Le decía a Antonio en la entrada de ayer que creo que no me equivoco si digo que la atención plena está pensada, en gran parte, para evitar “la rumiación”. 


En el campo del Zen (creo) o en el del mindfulness (no sé) llaman “mente de mono” a lo que hace la mente a todas horas. Saltar de un pensamiento a otro, vagando hacia el pasado, anticipando el futuro, sin fijarse en serio en nada y sin parar un instante. Vagar. Parece que hay un estudio que muestra que la mente que vaga es más infeliz que la que se centra más en el presente. Debido a que la mente que vaga cae en la rumiación negativa. Miedos que vienen del futuro. Culpas que vienen del pasado. Rumiar, rumiar, rumiar. 

La meditación, que no es necesario que sea la meditación formal, sino la que puede ir uno haciendo cuando va conduciendo o va a trabajar o fregando los platos lo que hace es darle trabajo al mono. El mono no puede estar quieto. Tiene que estar ocupado en algo. Por eso le dice: atiende a la respiración. ¡Mira que inspiraciones y espiraciones tan interesantes! Y el mono atiende. Y luego otra vez salta a otro lado. Pero no pasa nada. Se le pide que vuelva a la respiración. Y se vuelve a marchar. Y se le hace retornar de nuevo. 

Y parece que es imposible tener al mono quieto, pero no importa. Porque sencillamente ese volver y retornar constante a la respiración, ese constante darse cuenta de las idas y venidas de la mente ya es beneficioso para el cerebro

En este vídeo lo explica.

 



Si buscáis en youtube "mente de mono" encontraréis vídeos breves en donde monjes tibetanos explican más o menos lo que yo he resumido aquí. O de otro modo, yo he resumido aquí lo que he aprendido en esos vídeos.

(He corregido: había puesto "expiraciones" en lugar de "espiraciones")

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